"Cuando venga el Papa Francisco a Chile, se encontrará con una herida abierta"
"Seguirá siendo obispo hasta su muerte, pero que renuncie a su ejercicio le hará un bien a todos"
Seguiremos en nuestra afán de protestas pacíficas hasta que llegue el día en que don Juan Barros se decida a ser parte de la solución renunciando a su cargo de Obispo titular de la Diócesis de Osorno
(Comunidad de laicos y laicas de Osorno, en Reflexión y Liberación).- Ahora que se sabe la fecha de la visita del Papa Francisco a Chile, ciertos acontecimientos y reflexiones sobre la permanencia del Obispo Juan Barros en Osorno, retoman un renovado protagonismo en variadas Comunidades cristianas y en la prensa chilena y mundial.
Hoy, son muy pocos los que se atreven a defender el nombramiento de Juan Barros, otrora fiel discípulo del pederasta Fernando Karadima, condenado por la Santa Sede. Más bien hay excusas y ciertos fundamentos -repetidos por el Nuncio Ivo Scapolo- que solo quedan en lo que es; una prerrogativa del Papa que no escuchó a todos y que no midió las graves consecuencias que afectan a la Diócesis y a toda la Iglesia chilena que sigue en medio de una crisis no solo de credibilidad, esta grave situación en palabras de un respetado prelado es "insostenible".
En el tema de abusos y complicidades, como no recordar cuando el Papa recorra las ciudades de Santiago, Iquique y Temuco sus palabras que golpean la conciencia de toda persona creyente y de buena voluntad y más en un país como Chile tan fuertemente castigado por la pedofilia y la falta de justicia y acogida a las víctimas de tan aberrantes abusos: "Dios llora. Los crímenes contra menores no pueden ser mantenidos en secreto por más tiempo. Me comprometo a la celosa vigilancia de la Iglesia para proteger a los menores y prometo que todos los responsables rendirán cuenta..." (Papa Francisco, en Filadelfia / Sept. 2015).
En este escrito nos permitimos -para un mejor discernimiento- citar la introducción de una carta que la Comunidad de Laicos y Laicas de Osorno le hicieron llegar al Obispo Barros:
"Nos dirigimos a usted, a modo de diálogo fraterno y sincero, sin dobles intenciones, sólo en la búsqueda de la tan apreciada verdad que permita volver a la unidad de la Diócesis de Osorno. El pasado 22 de octubre de 2015 hizo pública una carta a los sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas y fieles de Osorno, en la cual manifiesta ser víctima de una realidad creada en los medios de comunicación social y que lo afecta profundamente en el ejercicio de su ministerio episcopal. Le parece a Usted una realidad inexistente que parroquias de la Diócesis le han negado el acceso por decisión de la comunidad plena; que jóvenes prontos a confirmarse, escribirán cartas a sus párrocos o a los directores de sus establecimientos educaciones solicitándole que no los confirme; que no asista a ningún acto público de la ciudad o provincia, a quién por ser autoridad corresponde por derecho propio; la inexistencia de un plan de trabajo pastoral o una carta de navegación que indique cuál va a ser la ruta de trabajo pastoral; la estrepitosa disminución del 1% en varias parroquias de la diócesis; la grave crisis económica que enfrentan algunas Parroquias para mantener sus gastos operacionales, a las cuales les ha negado ayuda concreta; que se hace acompañar del arzobispo Cristian Caro de Puerto Montt y el Obispo Juan María Agurto de Ancud, cuando tiene que conversar con los sacerdotes del clero osornino que piden respuestas sobre su actuar; para la fiesta de San Pedro Apóstol en la localidad de Bahía Mansa, comuna de San Juan de la Costa, la comunidad no permitió que presida la actividades propias de dicha comunidad por no sentirlo pastor que genere confianzas. Su gobernabilidad como Obispo de Osorno es imposible y no resiste mayor análisis... La comunidad católica de Osorno se encuentra acéfala"...(20/11/2015).
Esta era nuestra clara, respetuosa e inamovible posición no solo por el daño que se estaba causando a la unidad de la Iglesia, sino por los variados y oscuros episodios que rodearon todo el secreto proceso del nuevo nombramiento y la bochornosa toma de posesión canónica en nuestra querida Catedral de Osorno. Hoy, queremos reivindicar el hecho de que parte importante del Episcopado no asistió a este acto en la Catedral, empezando por la directiva del Comité Permanente, hecho insólito y nunca visto en la historia eclesial chilena. Todos estos episodios, vividos hace ya casi tres años, solo auguraban lo injusto, inaceptable e insostenible de tan impropia designación en una tierra con historia y pastoreada por un hombre santo y bueno; don Francisco Valdés que pronto, seguro, alcanzará la merecida santidad.
También, desde nuestra Comunidad Laical, hemos señalado en forma reiterada que cuando venga el Papa Francisco a Chile, se encontrará "con una herida abierta" y una ciudadanía inquieta porque sigue en su puesto don Juan Barros y porque, ciertamente, no hemos sido escuchados en nuestro clamor -que llega hasta Roma- de que se busque una salida justa, cual no será otra que se nombre un nuevo Obispo para la Diócesis de Osorno. En este afán, que no tiene dobles intenciones, felizmente no estamos solos, al contrario, de los más diversos lugares nos llegan palabras de aliento, esperanza y oraciones para que no desfallezcamos en nuestra lucha y por ningún motivo renunciar a que la Iglesia en Osorno retome el camino de la credibilidad y cumpla su misión evangelizadora sin manchas ni dobleces... En eso estamos y en eso seguiremos.
Finalmente, queremos reiterar que seguiremos en nuestra afán de protestas pacíficas hasta que llegue el día en que don Juan Barros se decida a ser parte de la solución renunciando a su cargo de Obispo titular de la Diócesis de Osorno, este acto le haría bien a todos, a él mismo, a la Iglesia, a su familia y, sin duda, que todo el pueblo de Dios vería en esa actitud un signo de humildad y cariño respetuoso a una ciudadanía que no quiere ni tolera imposiciones sin sustento y, de esta forma, se volvería a un sano ambiente de buscar un nuevo Obispo que tenga un pasado y presente irreprochable. Esta es la cuestión de fondo y este es nuestro objetivo ético superior.
"Juan Barros es el punto que genera el conflicto, lo ideal sería que renuncie ahora, por amor a la iglesia y a su misma vocación. No se empequeñecerá si renuncia, al contrario, seguirá siendo obispo hasta su muerte, pero que renuncie a su ejercicio le hará un bien a todos".(P. Felipe Berríos, SJ / Osorno 28-6-2017).
RD
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