Vivimos en un mundo en el que las buenas noticias no venden. Así que en medio de este contexto, ¿por qué iba a tener mayor fortuna la Buena Noticia? ¿Qué periódico iba a tener el valor de publicarla?
Hoy esta Noticia nos ha llegado anunciada por unas pocas mujeres… «¡Jesús ha resucitado!». Y pocos les creyeron. Quizá porque entonces, como ahora, las buenas noticias no venden. Pero esta trae un mensaje distinto, personal. En ella tú eres el protagonista. Quién sabe cuándo volverá a ocurrir. Por eso, como las mujeres, tal vez convenga armarse de valor para compartirla y confiar en que alguien sabrá acogerla… como ha ocurrido contigo.
Espiritualidad Ignaciana
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