Dos mujeres asisten a la apertura extraordinaria de la Escalera Santa, la semana pasada. EFE
La escalera que, según la tradición, Jesucristo subió para comparecer ante Poncio Pilatos antes de ser condenado a muerte vuelve a ver la luz. Los 28 peldaños de mármol que Jesús recorrió para ser juzgado podrán ser visitados hasta el mes de junio en un edificio cercano a la basílica romana de San Juan de Letrán.
Es la primera vez en 300 años que esta escalinata, considerada sagrada por la tradición católica, podrá ser admirada sin las maderas que la cubren como protección. «Durante 60 días podremos recorrer con nuestras rodillas y tocar el mármol que el mismo Jesús pisó», dijo durante la presentación el padre Francesco Guerra, rector del Pontificio Santuario de la Escalera Santa. Después de Pentecostés, los escalones volverán a ser cubiertos, subrayó Barbara Jatta, directora de los Museos Vaticanos.
Cuenta la tradición que la escalinata fue desplazada desde el palacio pretorio del gobernador romano de Judea en Jerusalén a la Ciudad Eterna en el año 326 d.C. por orden de Santa Elena, madre del emperador Constantino, quien en el año 313, en virtud del Edicto de Milán, estableció la libertad religiosa en el Imperio romano.
En un primer momento la escalera se colocó ante la Basílica de San Juan de Letrán, sede papal antes del Vaticano. Pero en siglo XVI, el Papa Sixto V ordenó trasladarla bajo el llamado Sancta Sanctorum, la capilla donde rezaban los pontífices durante la Edad Media, que conserva un gran número de reliquias.
En 1723 la escalinata fue cubierta con maderas para protegerla del desgaste del tiempo y el roce ocasionado por los fieles que acuden a este lugar sagrado en peregrinaje, especialmente en estas fechas de Semana Santa. En 1950 esta protección fue descubierta brevemente para someterla a una profunda limpieza y, desde entonces, la escalinata de mármol permanecía escondida bajo unos listones de nogal que actualmente están siendo restaurados. Esta restauración es la que ha permitido que ahora redescubramos el mármol original.
No existen evidencias científicas que certifiquen que estos 28 peldaños de mármol blanco que cientos de peregrinos llegados a Roma se afanan en subir arrodillados estos días para obtener la indulgencia de sus pecados, son los mismos que recorrió Jesucristo antes de ser crucificado, sin embargo según reconoció Paolo Violini, restaurador de los Museos Vaticanos y encargado de los trabajos, «ahora existe la posibilidad de hacer algunos estudios para tratar de averiguarlo».
La escalinata fue sometida a un delicado trabajo de restauración durante los últimos dos años que dejó al descubierto algunos de sus secretos más íntimos como notas, cartas, monedas o peticiones de gracia que los peregrinos dejaban entre las rendijas de la madera. La retirada de los listones reveló tres cruces grabadas sobre los peldaños, dos en bronce y una tercera en mármol rojo, y un agujero protegido por una rejilla donde según la tradición los fieles observaron las marcas de sangre que Jesús derramó al ascender.
La restauración de la escalinata forma parte de un proyecto de mejora de todo el complejo que los Museos Vaticanosestán llevando a cabo desde el año 2000 y que comprende también la reparación de los frescos de la capilla, pinturas que se extienden a través de las paredes de la escalera y en la bóveda, y que representan los distintos pasajes bíblicos.
Los trabajos también dejaron al descubierto algunas curiosidades como dibujos que habían sido cancelados e incluso garabatos de algunos de los pintores que quisieron dejaron su huella en estos muros. Pero para el padre Francesco Guerra, rector del Pontificio Santuario de la Escalera Santa, lo más emocionante fue descubrir el particular desgaste que confirma que estos 28 peldaños siempre fueron subidos de rodillas.
El Mundo
No comments:
Post a Comment