18 de diciembre de 2019
Homilía del Padre General
Encontrarnos con motivo de la Navidad es una ocasión llena de muchos sabores y afectos.
Nos reunimos para expresar que no estamos juntos por casualidad; que somos algo más que una oficina en la que se trabaja, y mucho.
Nos unen sentimientos de compañerismo, solidaridad, amistad y cariño que queremos expresar.
Nos reunimos porque creemos que el Señor ha plantado su tienda entre nosotros, hace parte de nuestra historia, es la fuente de nuestra esperanza y nos regala la fuerza para testimoniarla actuando en modo de adelantar lo que esperamos.
Es una reunión con muchos sabores.
Nos sabe a tradición, a algo que nos conecta con nuestras raíces culturales y familiares. Disfrutamos volviendo a preparar las comidas asociadas a esta fecha, cantando las letras que aprendimos de niño y nos suenan como nuevas, saludando a quienes tenemos tiempo sin hacerlo y a quien tenemos cerca de un modo distinto al de otros momentos.
Nos sabe también a la dura realidad en la que se desenvuelve nuestra vida actual. La navidad no es un modo de ocultar la in-humanidad que parece abrirse más espacios en el momento actual de la historia humana en la que parece que es más fácil cerrar los ojos a las consecuencias del cambio climático que emprender el camino de cambiar hábitos de vida, producción y consumo de los bienes que necesitamos. Parece que es más fácil encerrarse en sentimientos nacionalistas o tribales y cerrar las puertas de las casas, poblaciones y naciones que alegrarse de quienes llegan buscando construir juntos una sociedad plural en la que unos y otros encuentren condiciones de vida digna y participen activamente en la vida pública democráticamente gestionada. Parece que es más fácil decirle a los jóvenes cómo es la vida que escuchar su experiencia de la época nueva en la que nacen y se mueven para decidir juntos cómo abrir caminos a un futuro mejor. Parece que es más fácil ver los templos como museos del pasado que percibir la dimensión humana que nos impulsa a la trascendencia.
La navidad tiene también sabor a Esperanza. Fue lo que saboreo María de Nazareth cuando entendió las palabras del Ángel Gabriel, se convenció que para Dios nada es imposible y eligió abrirse al cumplimiento de la voluntad del Padre. El mismo sabor que gustó José cuando se despertó del sueño que completó su discernimiento, recibió a María en su casa y le puso el nombre de Jesús al niño, obra del Espíritu Santo.
Nuestro encuentro es ocasión para expresar nuestros afectos, para perder el pudor de ir más allá en el conocimiento de quienes nos encontramos diariamente o casualmente en los pasillos u oficinas de la Curia. El encuentro de hoy es una ocasión de expresar y expresarnos unos a otros esos lazos afectivos que nos unen. Aprovechemos, pues, lo mejor posible este momento.
El encuentro navideño de la Curia tiene también el sabor de la tradición.
Es un compromiso indeleble en nuestro calendario y esperamos su llegada con una sincera sonrisa interior.
Las actividades cada año varían un poco pero nos sabemos conectados con la tradición de esta casa en sintonía con la tradición cristiana y familiar de celebrar la navidad.
No es un momento para evadir u olvidar la realidad en la que vivimos pero tampoco para dejarnos aplastar por ella.
Es un encuentro que revive nuestro deseo de contribuir, con muchas otras personas e instituciones, a cambiar este mundo, hacerlo una casa común acogedora en la que habite la fraternidad.
Es un encuentro en el que se alimenta la Esperanza asociada al anunció del nacimiento del niño Jesús
y se nos invita de nuevo a confirmar nuestro deseo de ser mensajeros de la Esperanza fundada en la vida y obra de Jesús de Nazareth.
Como Compañía de Jesús este año 2019 hemos tenido signos abundantes para alimentar nuestra Esperanza.
El 5 de febrero, a los veintiocho años de su partida a la Casa del Padre, se abrió oficialmente la Causa de Beatificación del Siervo de Dios, Pedro Arrupe, S.I. A lo largo del año se ha avanzado sin pausa en llevarla adelante en una de las fases más complejas del proceso: recoger los testimonios e indagar a fondo en su historia personal. De corazón damos gracias a quienes se han empeñado, con competencia y pasión, en esta causa de la que recibimos un nutritivo impulso a crecer en la virtud de la Esperanza y hacernos sus mensajeros como lo fue Pedro Arrupe.
Entre enero y febrero culminamos el discernimiento en común de las Preferencias Apostólicas Universales 2019-2029 de la Compañía de Jesús. El 6 de febrero, el Santo Padre Francisco nos escribió: “El proceso que hizo la Compañía para llegar a las preferencias apostólicas universales para los próximos años fue un camino (…) fue un discernimiento dinámico (...). Gracias por este trabajo que apruebo y confirmo como misión.”
Las Preferencias Apostólicas, misión recibida de la Iglesia, a través del Santo Padre, como ha sido deseo de los Padres fundadores de la Compañía de Jesús y tradición en ella, son una fuente de Esperanza en el futuro inmediato.
También en enero se celebró en Panamá la Jornada Mundial de la Juventud precedida de la experiencia MAGIS que reunió jóvenes inspirados en la espiritualidad ignaciana de todas partes del mundo.
La Curia ha acogido muchos encuentros, reuniones, seminarios a lo largo del año. Algunos se repiten anualmente, otros sólo cada cierto tiempo, o se realizan una vez. Ver los rostros de tantas personas empeñadas en la misión en tantos lugares y culturas, compartir sus experiencias en las sesiones, alrededor de la mesa o en los pasillos también alimenta nuestra Esperanza.
Con gran generosidad la comunidad de la Curia acoge numerosos huéspedes a lo largo del año. Los responsables de la acogida y todos los miembros de la comunidad ponen lo mejor de sí mismos para hacer sentir a todos en casa. Así crece también nuestra Esperanza.
Hemos hecho memoria de algunos de nuestros mártires: Franz Van der Lugt (Homs, 5 de abril); los jesuitas y colaboradoras en la UCA de San Salvador (16 de noviembre) y los cincuenta y siete jesuitas asesinados por su compromiso social en los últimos cincuenta años.
Desde el primero de septiembre el P. James Hanvey ha iniciado su trabajo como Secretario para el servicio de la fe. Su misión incluye la profundización de la dimensión de la fe en todos nuestros ministerios, promoviendo nuevas formas de hacer presente la Buena Noticia en las diversas situaciones de hoy, la promoción de la espiritualidad ignaciana y la coordinación de la comisión para el Ecumenismo y las Relaciones Inter-Religiosas
El 27 de septiembre, aniversario de la fundación de la Compañía, se anunció la realización del Año Ignaciano entre el 20 de mayo del año 2021, fecha de la herida de Pamplona, y el 31 de julio de 2022. Alimentamos nuestra Esperanza al permitir al Señor obrar nuestra conversión inspirados en la experiencia personal de Ignacio de Loyola.
Durante todo el mes de octubre compartimos la esperanzadora experiencia del Sínodo sobre Amazonas.
En mayo y octubre hospedamos las sesiones del curso de “Liderazgo discerniente” desde el que se busca compartir la esperanza que nos mueve al poner el discernimiento espiritual al centro de los esfuerzos por ser creativamente fieles a la misión encomendada a la Iglesia.
Más de doscientas personas entre jesuitas, compañeros y compañeras en la misión se reunieron aquí en la Curia para hacer memoria y agradecer los cincuenta años de constante trabajo del Secretariado para la Justicia Social y la Ecología. Fruto de una cuidadosa y larga preparación fue una ocasión para renovar nuestra Esperanza y confirmar el compromiso de testimoniarla en la lucha por la justicia y el cuidado de la casa común.
También en el mes de noviembre se hizo público un importante documento en el que se recogen las esperanzas del trabajo educativo inspirado en la tradición de la Compañía: Colegios jesuitas: Una Tradición viva en el Siglo XXI. Un ejercicio continuo de discernimiento recoge el esperanzador horizonte del compromiso con los jóvenes a través de los espacios educativos de la Compañía en todo el mundo.
Con motivo de la celebración de sus cincuenta años de ordenación presbiteral el Papa Francisco vino a la Curia a presentar los Escritos del P. Miguel Ángel Fiorito. El Santo Padre nos regaló un testimonio personal muy nutritivo para nuestra Esperanza y puso a nuestra disposición una fuente de inspiración con esta nueva publicación.
A lo largo de este año hemos tenido, pues, muchas ocasiones de alimentar nuestra Esperanza y dar testimonio de ella. Sobre todo, como María y José, hemos experimentado que podemos ser guiados por el Espíritu Santo y cuando lo hacemos se producen abundantes frutos, incluso algunos de los que creíamos imposibles.
Pidamos al Espíritu Santo la gracia de fundarnos en la Esperanza que nos lleva a poner toda nuestra confianza en Dios y a dejarnos guiar por Él abriendo nuevos senderos al anuncio de la Buena Noticia a los pobres, oprimidos y personas de buena voluntad dispuestos a recibir el don de Dios: nuestra liberación del pecado, la injusticia y la violencia para caminar hacia la reconciliación de todas las cosas en Cristo.
¡Feliz Navidad!
Curia general de los Jesuitas
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