Sinopsis
Una película que no pretende ser exactamente histórica, sino inspirada en la relación de Benedicto XVI y Jorge Bergoglio, pero recreando con notable verosimilitud los cónclaves, el Vaticano, y todo un mundo de contrastes. En un hipotético tiempo de encuentro entre ambos en Roma, poco antes de la abdicación de Benedicto XVI, se enfrentan dos maneras de entender la fe, la Iglesia y la relación con el mundo moderno.
¿Por qué ver Los dos papas?
- Lo primero porque el guión es brillante. Se nota que Anthony Mc Carten sabe lo que quiere contar. Ni pretende ni promete exactitud histórica. Tal vez ninguna de las conversaciones que atraviesan la película haya tenido lugar tal cual. Y, sin embargo, el fondo es muy real. Aunque no fuera así, perfectamente podría haber sido -parece ser una conclusión legítima-.
- Por las interpretaciones de Anthony Hopkins y Jonathan Pryce. Ambos están magníficos y transmiten humanidad, fragilidad y ternura en sus papeles.
- Fernando Meirelles, conocido director de Ciudad de Dios, juega aquí con los planos que van mostrando un constante intercambio de roles. La composición de algunas secuencias es magnífica (por citar algunas, la velada en Castelgandolfo con el piano y la televisión, el diálogo en la Capilla Sixtina entre Benedicto y Bergoglio, o los créditos donde ambos papas ven juntos la final del Mundial entre Argentina y Alemania).
- La música es el elemento que quizás más contribuye a subrayar la relación de la Iglesia con el mundo moderno y la cultura contemporánea. Cada canción tiene su motivo y su momento. Aparte de la pequeña gamberrada que es poner la música de Dancing Queen mientras entran los cardenales en el cónclave (quizás en una socarrona crítica a la pompa vaticana), son peculiares la versión de Bella Ciao (¿aplicada a un cardenal anti-sistema?); la voz de Mercedes Sosa en medio de imágenes de la violencia de la dictadura militar; el recorrido de Bergoglio por la capilla sixtina al ritmo combinado del jazz y la majestuosidad de un órgano; o ver la pasión de Bergoglio por el fútbol mientras de fondo suena «Bésame Mucho»
Para pensar
- La película solo insinúa el conflicto profundo que quizás atraviesa hoy a la Iglesia. Dos acentos. La verdad y el amor, y el peso que se da a cada uno. La norma o la acogida, la doctrina y la pastoral... Aunque se mencionan los asuntos más polémicos, en realidad el guión no se adentra en ellos. Sin embargo, refleja bien la existencia de esta doble alma eclesial que quizás hoy, como tantas veces en la historia, está muy viva.
- «La verdad quizás sea necesaria, pero sin amor es insoportable». Esta cita de Caritas in Veritate sirve para enmarcar los dos acentos. ¿Cómo podemos entender esto?
- La relación entre Benedicto Y Bergoglio es muy interesante. Pasamos de la incomprensión recíproca a la intuición de que es mucho más necesaria e importante la complementariedad que la coincidencia. Benedicto parece reconocer aquí que tal vez Dios decide hablar donde uno no lo estaba buscando. ¿Qué te parece esa posibilidad?
- También hay aquí una reflexión sobre la fragilidad humana. Todos tenemos un pasado, y no está libre de error (y de pecado). En unas duras memorias vemos la posible tibieza de Bergoglio ante la dictadura argentina, o la tardanza de Benedicto para afrontar con contundencia los abusos a menores desde puestos donde podría haber hecho más
- La crisis de fe, la duda, el silencio de Dios y cómo esto afecta también a los sacerdotes es otro de los temas. ¿Creer es tenerlo todo claro?
- Hay también una interesante reflexión sobre la posibilidad del cambio. ¿Cambiar es convertirse o es ceder? ¿Cuándo es una y cuándo otra?
Ender
pastoralsj
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