El próximo 31 de julio es la festividad de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús. Las parroquias e iglesias jesuitas de España conmemoran este efeméride con eucaristías celebrativas. Este año recordamos en este día la importante herramienta espiritual que San Ignacio legó a la Iglesia: los Ejercicios Espirituales. De su importancia da fe que en 1922, el Papa Pío XI nombrara a este jesuita patrono oficial de los Ejercicios Espirituales
Y, ¿qué son los Ejercicios Espirituales?
Son un proceso de experiencia de Dios para buscar, descubrir y seguir su voluntad. San Ignacio propone hacer esta experiencia a fondo, completa, durante un mes, en retiro, silencio y con dedicación plena. Y, pedagógicamente, marca los pasos, las etapas espirituales –“semanas”- que el ejercitante ha de atravesar:
*La toma de conciencia de uno mismo y de Dios (Principio y Fundamento);
*El reconocimiento del propio pecado y el perdón de Dios;
*La disposición para el seguimiento de Jesús;
*La contemplación de los misterios de Cristo para mejor conocerle, amarle, seguirle e identificarse con Él en su vida, pasión y resurrección;
*La profundización agradecida en el camino recorrido para disponerse a amar y servir, a buscar y hallar a Dios en todas las cosas de la vida diaria (contemplación para alcanzar amor).
Estas fases se siguen con el acompañamiento y guía de una persona que ayuda a discernir y orientar la oración del ejercitante según el Espíritu se va manifestando en él. Muchos otros consejos y reflexiones de gran sabiduría completan el proceso que San Ignacio recoge en el libro de los Ejercicios Espirituales, fruto de su experiencia y su interiorización.
Ese mismo proceso puede vivirse de modo más reducido en los Ejercicios de pocos días (de cuatro, y de ocho días). También en la Vida diaria (Ejercicios en la Vida Diaria), adaptándose al ritmo y necesidades de la persona que no interrumpe su actividad habitual. Hoy, los Ejercicios Espirituales se suelen impartir en las llamadas Casas de Ejercicios.
La intuición profunda que el Espíritu regaló a la Iglesia por medio de Ignacio de Loyola, y que hoy revitalizan y transmiten los jesuitas y otras personas de espiritualidad ignaciana, sigue germinando en múltiples formas. Éstas pueden ser muy variadas, pero el fin es siempre el mismo: que la experiencia personal y eclesial de Dios lleve a un estilo de vida que busque en todas las cosas la voluntad de Dios y el seguimiento de Jesús.
Hacer los Ejercicios Espirituales es comenzar a encontrar a Dios en todas las cosas y en todas las personas. Es aprender a amar y a usar de todas las cosas según el Proyecto de Dios.
Hoy los jesuitas cuentan en el mundo con 279 Centros de Espiritualidad y Casas de Ejercicios, de los cuales 16 se encuentran en España.
Fuente: Ecclesia Digital
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