Wednesday, July 18, 2007

Un momento para la oración


Mateo 11, 25-27
En aquella ocasión Jesús exclamó: "Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has mantenido ocultas estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, pues así fue de tu agrado. Mi Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo se lo quiera dar a conocer."


¿Qué me estás diciendo Señor?


Reflexiones sobre la lectura de hoy


Señor, no es la sabiduría la que dejas fuera - Tú eras el más sabio - sino que el orgullo intelectual que deja fuera al corazón, en el momento de las decisiones. El corazón, no la cabeza, es el hogar del Evangelio. ¿Está mi corazón preparado para que yo pueda aceptar la revelación de Tu Bondad?

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