Monseñor Cristián Precht, por su parte, inició su exposición acerca del capítulo octavo del documento, el que calificó como “muy propositivo”, destacando que para la Iglesia reunida en Aparecida el fundamento que la impulsa a promover la dignidad humana en estos tiempos es Jesucristo. Agregó que esa promoción, según la lectura del documento, exige “entrar en la dinámica del Buen Samaritano, que nos da el imperativo de hacernos prójimos, especialmente con el que sufre, y generar una sociedad sin excluidos”.
Luego destacó que el documento de Aparecida revela una clara conciencia de la presencia del Reino de Dios en la persona de Jesucristo, y que ser discípulos y misioneros “nos lleva a asumir evangélicamente las tareas prioritarias que contribuyen a la dignificación de todo ser humano”.
Para estos propósitos, los obispos señalaron que se requiere ejercitar obras de misericordia, promover un orden justo, colaborar purificando la razón de los elementos que la ofuscan y “ayudar, con la predicación, la catequesis, la denuncia y el testimonio del amor y la justicia, para que se despierten en la sociedad las fuerzas espirituales necesarias y se desarrollen los valores sociales”.
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