El documento, dijo el Vicario de la Zona Sur, reafirma de una manera contundente la opción preferencial por los pobres y excluidos, a lo que agrega un compromiso de los obispos de “trabajar para que nuestra Iglesia latinoamericana y caribeña siga siendo, con mayor ahínco, compañera de camino de nuestros hermanos más pobres, incluso hasta el martirio”.
Esta opción se fundamenta en la cristología. “Todo lo que tenga que ver con Cristo tiene que ver con los pobres y todo lo relacionado con los pobres reclama a Jesucristo”. Acerca de esta afirmación, el Padre Cristián Precht subrayó que los pobres interpelan al “núcleo” del obrar de la Iglesia, sus personas, sus situaciones y sus rostros “están en el epicentro de nuestra fe”, dijo.
Destacó también, como novedad que en el documento de Aparecida surge por primera vez una nueva categoría de pobres: los “excluidos”, término “que describe al referirse a los rostros sufrientes contemporáneos”. Y resaltó lo señalado por los obispos en cuanto que los excluidos no son sólo “explotados”, sino “sobrantes” y “desechables”.
Otro aspecto resaltado por el Vicario de la Zona Sur fue que el documento de Aparecida contiene 27 categorías de rostros sufrientes, entre los que figuran las comunidades indígenas, mujeres excluidas, pobres, migrantes, niños y niñas sometidos a la prostitución, drogadictos, ancianos excluidos, los presos, etc.
Frente a esta realidad, los obispos invitan a dejar que broten de la fe en Cristo la solidaridad y el acompañamiento de los que sufren, entre otras actitudes, las que piden sean permanentes y que se manifiesten en gestos concretos.
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