Cuando adultos son bautizados, a menudo son confimados a continuación.
La confirmación señala la llegada del Espíritu Santo, que completa el Bautismo.
El Espíritu Santo es el nexo que une a Dios Padre con su Hijo Jesús, una unión de amor y comunicación constante, que nunca duerme. Somos hijos de Dios por el Bautismo, hermanas y hermanos de Jesús.
Cuando Dios contempla a cada uno de nosotros, ve la imágen de su Hijo. Existe un cauce ininterrumpido de amor y comunicación que nos une al Padre; ese cauce es el Espíritu Santo.
No siempre parece ser así: rara vez nos sentimos como templos del Espíritu Santo: quizás porque no nos sentimos santificados e incapaces de orar al Espíritu Santo, quien habla por nosotros al Padre "con suspiros más profundos que palabras" (Romanos 8:26)
A medida que envejecemos, nos damos cuenta que la oración no es para encontrar bellas palabras para pedir por nuestras necesidades, o para hacer discursos a nuestro Señor; sino que para sintonizarnos con el Espíritu de Jesús, quien siempre nos está uniendo a nuestro Padre Celestial.
De Espacio Sagrado
No comments:
Post a Comment