Ver en cada peregrino a una persona que hay que acoger y ayudar como parte de la única gran familia humana. Es la recomendación que Benedicto XVI dirigió el viernes 11 de enero al personal del Cuerpo de la policía italiana ante el Vaticano y que en ocasiones está encargada de la seguridad del Papa.
Nosotros no vivimos junto a los demás por casualidad, dijo el Papa, y por lo tanto sin un fundamento trascendente, que es Dios, la sociedad deja de ser una comunidad de hermanos y hermanas, llamados a formar una sola familia.
Con la colaboración de las autoridades que tienen por tarea mantener bella y acogedora la ciudad de Roma, también vosotros, dijo el Papa a los policías, contribuís al fructífero encuentro y a la serena convivencia entre los ciudadanos de Roma y los huéspedes provenientes de los diferentes países del mundo.
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