Patxi Álvarez sj nos transmite algunos rasgos del nuevo General. Roma, 20 enero 2008
Del P. Nicolás se pueden decir muchas cosas que las oficinas de prensa de la Compañía recogerán estos días. A mí me gustaría dejar algunas impresiones personales. Tuve la suerte de conocerle en Camboya, cuando él era Provincial del Japón y se acercó a darnos los Ejercicios anuales.
Un hombre encantador y entrañable. De esas personas junto a las que uno se siente a gusto. Con buen humor y muy acogedor. Aún recuerdo un desayuno sin prisas en Banteay Prieb en el que él se reía con gusto y disfrutaba con sencillez del encuentro con la gente.
Teólogo bien preparado, amigo de los pobres, sensible al diálogo con las religiones, especialmente con el budismo…
El año pasado lo invitamos a las Jornadas de Regreso y Encuentro organizadas en Javier. Había muchas personas y bastantes jesuitas. Estaban organizadas por Alboan y la Facultad de Teología de Deusto, por lo que bastantes de lo/as trabajadore/as de Alboan estaban allí. La gran mayoría me hablaron de él. Les había encantado aquel hombre que no se hacía notar, pero que llamaba la atención por su cercanía y sencillez.
Esa es la huella que el Señor va dejando en las personas cuando viven muy cerca de él y se dejan tocar por su gracia.
Ayer leía por ahí algún titular que lo tildaba de “progresista”. Todos necesitamos estereotipos para ubicarnos. No creo que sea el mejor para que los jesuitas comprendamos quién es el P. Nicolás.
Es un hombre de Dios, misionero de Jesús y de su Reino, preocupado por los pobres y la justicia, deseoso de dialogar con el mundo, sus culturas y religiones, al servicio de la Compañía y de la Iglesia…
Para mí, tiene mucho del jesuita que todos querríamos ser y que entrevemos en lo más luminoso de nuestras contemplaciones.
Del Japón nos trae algo de ese sol naciente.
Fuente: Jesuitas de Loyola
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