Saturday, January 12, 2008

Un momento para la oración


Juan 3: 22-30
Después de esto, Jesús se fue con sus discípulos al territorio de Judea. Allí estuvo con ellos y bautizaba. Juan también estaba bautizando en Ainón, cerca de Salín, porque allí había mucha agua; la gente venía y se hacía bautizar. (Esto ocurría antes de que Juan hubiera sido encarcelado). Un día los discípulos de Juan tuvieron una discusión con un judío sobre la purificación espiritual. Fueron donde Juan y le dijeron: "Maestro, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, y en cuyo favor tú hablaste, está ahora bautizando y todos se van a él". Juan respondió: "Nadie puede atribuirse más de lo que el Cielo le quiere dar. Ustedes mismos son testigos de que yo dije: Yo no soy el Mesías, sino el que ha sido enviado delante de él. Es el novio quien tiene a la novia; el amigo del novio está a su lado y hace lo que él le dice y se alegra con sólo oír la voz del novio. Por eso me alegro sin reservas. Es necesario que él crezca y que yo disminuya."
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

Juan el Bautista sabía quien era, a los ojos de Dios.
Conocía su fortaleza y sus debilidades, así como el hecho que su vida estaba centrada en aquél que iba a venir.
Esto no era una carga obligada: se alegraba por la venida de Jesús, y por su papel en la misión y vida de Jesús.
Sabía que era el que anunciaba la Buena Nueva; pero no era él la Buena Nueva.
Algo en él se desvaneció con la llegada de Jesús; pero el solo sentir que secundaba a otro, lo ha hecho el primero entre muchos.
Al ser humildes, somos grandes ante los ojos de Dios.
La oración puede ser una oferta total de nuestro ser, entregando y recibiendo vida y amor.
De Espacio Sagrado

No comments: