Wednesday, January 23, 2008

Un momento para la oración

Marcos 3:1-6
En aquel tiempo entró Jesús otra vez en la sinagoga y había allí un hombre con parálisis en un brazo. Estaban al acecho, para ver si curaba en sábado y acusarlo. Jesús le dijo al que tenía la parálisis: "Levántate y ponte ahí en medio". Y a ellos les preguntó: "¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?" Se quedaron callados. Echando en torno una mirada de ira y dolido de su obstinación, le dijo al hombre: "Extiende el brazo". Lo extendió y quedó restablecido. En cuanto salieron de la sinagoga, los fariseos se pusieron a planear con los herodianos el modo de acabar con él.

¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

El hombre del relato tenía una mano paralizada; pero un corazón abierto a la fe.
Los otros tenían buena salud, pero corazones duros y cerrados.
La dureza de los corazones enoja a Jesús - no querer ver ni sentir el dolor en el otro.
La dureza del corazón encierra a la religión con reglas y regulaciones; entre ellas la obsesión por el Sábado.
La regla del Sábado era más importante que la enfermedad del otro, aunque fuera terrible.
El enojo de Jesús le dió energías para tener compasión del enfermo y sanarlo.
Incorpora el enojo y la obsesión a tu oración, y permite a Jesús tocar la dureza de tu corazón, que produce tu dureza hacia los demás.

No comments: