El Mundo, 13/11/2003
Cuando alguien pierde una guerra, ¿quién la gana?
Dieciocho. Todos conocidos. Yo conocía todos sus nombres. Conocía a sus familias, sus sueños, sabía de todos ellos.
El soldado baja la cabeza, abrumado.
Y los muertos anónimos iraquíes, piensa…
No hay muertos anónimos. Alguien sabe el nombre de cada uno de ellos, alguien llora por cada uno, por cada vida desperdiciada.
Incluso hay Alguien que llora por todos ellos.
toru okada
Jesuitas de Castilla
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