Thursday, August 13, 2009

Espacio Sagrado


Mateo 18: 21-19:1
En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús, le preguntó: "Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?". Jesús le contestó: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete". "Aprendan algo sobre el Reino de los Cielos. Un rey había decidido arreglar cuentas con sus empleados, y para empezar, le trajeron a uno que le debía diez mil monedas de oro. Como el hombre no tenía con qué pagar, el rey ordenó que fuera vendido como esclavo, junto con su mujer, sus hijos y todo cuanto poseía, para así recobrar algo. El empleado, pues, se arrojó a los pies del rey, suplicándole: "Dame un poco de tiempo, y yo te lo pagaré todo". El rey se compadeció y lo dejó libre; más todavía, le perdonó la deuda. Pero apenas salió el empleado de la presencia del rey, se encontró con uno de sus compañeros que le debía cien monedas. Lo agarró del cuello y casi lo ahogaba, gritándole: "Págame lo que me debes". El compañero se echó a sus pies y le rogaba: "Dame un poco de tiempo, y yo te lo pagaré todo". Pero el otro no aceptó, sino que lo mandó a la cárcel hasta que le pagara toda la deuda. Los compañeros, testigos de esta escena, quedaron muy molestos y fueron a contárselo todo a su señor. Entonces el señor lo hizo llamar y le dijo: "Siervo miserable, yo te perdoné toda la deuda cuando me lo suplicaste. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero como yo tuve compasión de ti?" Y hasta tal punto se enojó el señor, que lo puso en manos de los verdugos, hasta que pagara toda la deuda. Y Jesús añadió: "Lo mismo hará mi Padre Celestial con ustedes, a no ser que cada uno perdone de corazón a su hermano".
Después de terminar este discurso, Jesús partió de Galilea y llegó a las fronteras de Judea por la otra orilla del Jordán.

¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

El rey de este relato deseaba solamente arreglar las cuentas con sus deudores: no se proponía librarlos de las deudas. La compasión fué más fuerte que sus intenciones, y le canceló la deuda al empleado. No se volvería a acordar de esto.
El Señor es así con nosotros: totalmente compasivo, y se olvida de nuestros pecados. Espera que nosotros tratemos de perdonar. El perdón llega lentamente - una forma de comenzar es orando por alguien que nos ha ofendido gravemente.
Éste es un regalo para el que perdona. "Perdona nuestras ofensas, así como nosotros (tratamos de) perdonar a los que nos ofenden."

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