Wednesday, November 03, 2010

Espacio Sagrado


Lucas 14:25-33
Caminaba con Jesús un gran gentío. Se volvió hacia ellos y les dijo: "Si alguno quiere venir a mí y no se desprende de su padre y madre, de su mujer e hijos, de sus hermanos y hermanas, e incluso de su propia persona, no puede ser discípulo mío. El que no carga con su propia cruz para seguirme luego, no puede ser discípulo mío. Cuando uno de ustedes quiere construir una casa en el campo, ¿no comienza por sentarse y hacer las cuentas, para ver si tendrá para terminarla? Porque si pone los cimientos y después no puede acabar la obra, todos los que lo vean se burlarán de él diciendo: Ese hombre comenzó a edificar y no fue capaz de terminar! Y cuando un rey parte a pelear contra otro rey, ¿no se sienta antes para pensarlo bien? ¿Podrá con sus diez mil hombres hacer frente al otro que viene contra él con veinte mil? Y si no puede, envía mensajeros mientras el otro está aún lejos para llegar a un arreglo. Esto vale para ustedes: el que no renuncia a todo lo que tiene, no podrá ser discípulo mío".
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

¿De cuánto puedo desprenderme? Pido la ayuda de Dios para crecer en libertad, para estar preparada(o) para seguirlo y para servir en nuevas oportunidades.

Mientras pienso en la libertad a la que Jesús me llama, me recuerdo de las costumbres y hábitos que me limitan. Se las presento a Dios pidiendo que me sane de ellas.

Jesús nos dice que ser discípulo tiene un costo. Pienso en cómo a veces me resisto ante las dificultades que me presenta el Evangelio, y pido ayuda a Dios.

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