Saturday, December 11, 2010

El obispo peruano Pedro Barreto, amenazado por defender el medio ambiente


El arzobispo de Huancayo, Pedro Barreto
Una siderúrgica estadounidense contaminó con plomo en sangre a más de cien niños
(Rafael Quintanilla -Lima) Todo ocurrió hace justamente un mes. En La Oroya había mucha expectación por conocer el estatus actual de la demanda presentada en la Corte de Missouri (EE.UU.) contra Renco Group, matriz de la siderúrgica Doe Run, cuya planta de producción ha ocasionado un desastre ambiental en esta ciudad peruana y a la que se le reclama una indemnización para 107 niños que llevarán plomo en su sangre de por vida.

El 15 de noviembre era la fecha fijada para la conferencia de prensa informativa, una cita que se tenía previsto que abriera el arzobispo de Huancayo y coordinador de la Mesa de Diálogo Ambiental, Pedro Barreto. Sin embargo, lamentablemente, un grupo de ex trabajadores de Doe Run irrumpió en la sala para boicotear el acto.
Se decidió suspenderlo y evacuar al prelado jesuita. Aun con todo, cuando el arzobispo de Huancayo se disponía a salir del local para llegar hasta su coche, fue víctima de un intento de agresión, afortunadamente impedido por la gente que le acompañaba, que, si bien evitó las arremetidas, no pudo contener las piedras que cayeron después sobre las ventanas del vehículo.
Campaña de intimidación a la Iglesia
Este ataque contra monseñor Barreto refleja la impotencia y el temor de Doe Run a las denuncias que obligarían a su dueño, Ira Rennert, a pagar 500 millones de dólares en indemnizaciones por el citado desastre ambiental contra los ciudadanos de La Oroya. El incidente también buscaría intimidar a la Iglesia católica peruana, para que no siga promoviendo en el futuro más denuncias contra Renco Group, pues fueron precisamente dos monjas norteamericanas quienes lograron que prosperara la demanda en los tribunales de Missouri.
El escenario que hoy se vive en La Oroya fue gestado en 1997, con la privatización a toda costa de empresas estatales a postores que no garantizaban una administración eficiente.
Muchas organizaciones civiles y la propia Iglesia, liderada por Barreto, exigieron que Doe Run fuera obligada a cumplir un Programa de Adecuación y Manejo Ambiental (PAMA), con la esperanza de que el Gobierno reaccionaría cuando la presión traspasara las fronteras del país.
Sin embargo, el PAMA nunca se implementó. Miles de familias y niños seguirían contaminándose de plomo, al tiempo que la siderúrgica obtendría más y más beneficios.
El ataque contra el obispo Barreto no hace más que fortalecerlo, ya que ha recibido numerosas muestras de apoyo por su trabajo en defensa de los que menos tienen y por la protección de las tierras alto-andinas.
Vida Nueva

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