NO SIEMPRE HAY QUE DAJARLO TODO
Por Ángel Gómez Escorial
1.- Eso de dejarlo todo y seguirle es muy fuerte. Vivimos tiempos de laicado. En Latinoamérica, lo sabemos bien, hay pocos sacerdotes y los seglares organizan la mayor parte del trabajo de las parroquias, que viven de su profesión, dentro del matrimonio, rodeados de mujer e hijos. No lo han dejado todo. Han puesto su vida en sintonía con Jesús. Aquellos que lo dejan todo son los que eligen a Jesús como familia, como única familia. Son los sacerdotes, religiosos y consagrados. Los laicos --bueno todos, laicos y consagrados-- deben reflexionar sobre esa posición que hoy parece un poco desvaída y, sin embargo, es muy importante. Porque nadie puede restar la importancia de los apoyos familiares, el gozo de la procreación, el fundamentar una familia de la propia sangre. Todo esto es muy hermoso y, además, está inserto en un mensaje biológico que llevamos dentro. Pero, algunos han renunciado a ello y han llevado su amor por Jesús y por los hermanos a sus más altas cotas. Es verdad que el Señor ha fundado un pueblo de reyes y sacerdotes. Y que todo bautizado tiene una cierta condición sacerdotal, pero la renuncia a todo compromiso humano plantea una entrega mayor, más especial y más difícil.
2.- A todos nos ha elegido Jesús. Y a partir de ahí no hay diferencias porque todos somos iguales ante los ojos del Señor. Pero a los consagrados les ha elegido para una misión más importante y total. Y el resto del Pueblo de Dios, no debe olvidarlo. Ha sido notable y providencial, el esfuerzo que ha hecho la Iglesia a partir del Concilio Vaticano II de impulsar la presencia de los laicos en la vida activa --y operativa-- de la Iglesia. Y, en cierta medida, se ha puesto en su sitio esa función de una parte del pueblo cristiano que, tal vez, hace unos años sólo actuaba de una manera pasiva y alejada. Pero por esa misma elevación de los laicos, se debe profundizar más en el conocimiento del papel de los sacerdotes, monjas, religiosos, consagrados y consagradas. Una de las doctrinas más atractivas de la Iglesia es la de la Comunión de los Santos y es la comunicación permanente de todos los bautizados de todos los momentos, épocas y situaciones. Por ahí se debe inscribir las relaciones entre todos los seguidores de Cristo que confluyen en el Templo y en la Vida.
3.- “Y dejándolo todo, lo siguieron” Lo radical de la palabra todo marca esas diferencias. Pero dicha entrega total n o debe ser, en ninguno de los casos, privilegio. Es solo honor y obligación. A la postre hay una frase que define muy bien al “número uno” de la Iglesia de Cristo: “el siervo de los siervos de Dios”, que así se llama desde hace siglos a los Papas.
4.- Este domingo quinto del Tiempo Ordinario hace una “referencia fuerte” al tema de la vocación. Y todas las vocaciones son iguales y tienen su precio, su esfuerzo. No es ociosa la diferenciación que se ha hecho un poco más arriba respecto a los que efectúan una entrega total a Jesús. Pero será siempre producto de la inspiración directa del Espíritu. No tendrá más mérito que aquel que ha decidido servir al Señor desde el matrimonio. Sin embargo, es conveniente meditar sobre esas diferencias, ya aludidas. Lo que cuenta Isaías en la primera lectura que acabamos de escuchar es la manifestación directa, terrible, visible de la presencia de Dios. Pero la vocación que nos envía Jesús es menos visible y magnífica, pero no por eso menos profunda, porque la presencia de Dios es nuestro interior también estremece por su importancia. Ya se sabe lo que dice Santa Teresa en su Moradas, Dios está dentro de nosotros en un castillo todo de cristal y diamante. Dios está siempre con nosotros. Pero la llamada de ese Dios oculto es lo que nos ayuda a entender su presencia real.
5.- San Pablo en su Primera Carta a los Corintios, en el capítulo 15, comienza a responder a preguntas sobre la resurrección de los muertos y lejos de dar soluciones particulares para aquellos que no querían perecer físicamente, establece la doctrina más fundamental sobre Cristo Resucitado que es lo más grande de la doctrina cristiana. Pero ofrece testimonios fiables sobre la Resurrección de Jesús mediante la cercanía de muchos testigos vivos de las apariciones del Maestro y, entre ellos, él mismo.
La glorificación futura de los cuerpos, la resurrección definitiva es, también, otra de las grandes esperanzas que nos comunica el cristianismo y ella sólo es posible porque Cristo lo ha querido y así lo ha comunicado.
6.- Tal vez, hoy se hace necesario unas frases que justifican todo esto. Y entre ello resaltar la valoración suficiente y necesaria de los consagrados por parte de los laicos y de, obviamente, del respeto total, reconociéndoles su sitio en la Iglesia, por parte de los consagrados a los seglares. No suelen ser temas habituales en comentarios y homilías, pero, de vez, en cuando hay que hablar de ellos, no vaya a ser que se nos olviden.
7.- En España tiene especial resonancia la celebración este domingo la Jornada contra el Hambre en el Mundo, dependiente de la Conferencia Episcopal Española. Y, dentro de ella, se celebra la Campaña de Manos Unidas contra el hambre. Manos Unidas es una ONG española que ha sabido calar muy hondo en la sociedad española en sus actividades contra esa lacra universal que es el hambre. El lema de este año 2013 es. “No hay justicia sin igualdad” y pretende sensibilizar a la sociedad sobre el problema del desequilibrio ente hombres y mujeres que genera muchas desigualdades entre las mujeres en sobre todo los aspectos de la Sanidad o de la alimentación.
Y para terminar, recordaros que estamos en el umbral de la Cuaresma: que el próximo miércoles día
13, celebramos el Miércoles de Ceniza invocación pública a la misericordia y a la penitencia· con que iniciamos el importante Tiempo de Cuaresma.
Betania
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