12 de diciembre
Martes II de adviento
Is 40, 1-11 Consolad, consolad a mi pueblo
Tú me das el consuelo para consolar en tu nombre. Tú llegas, tu recompensa te precede. Tu abrazo de misericordia y perdón, las lágrimas que recoges en tu odre, el perdón y la paz, la belleza de la flor campestre, el momento de tu venida, los cielos abiertos, la luna que llega para resplandecer en tu hermosura, el consuelo de la belleza, de la verdad, del ser en ti instrumento de salvación. ¡Ven Señor Jesús!
Luis Fernando Crespo SM
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