Monday, December 11, 2017

Motivos para la esperanza: Cuento de Adviento



Teresa tiene 81 años y vive en una gran ciudad. Todo el mundo le dice que no aparenta la edad que tiene y es verdad que es muy activa, aunque se va viendo limitada. Vive sola desde que enviudó. Ella insistió en quedarse en su casa. No quería alterar el ritmo de vida de sus hijos, así que lleva ya años en esta situación. Pero así, en la tranquilidad de su casa, aunque nunca lo reconocerá en voz alta, muchas veces se siente sola. Es más, como desde hace algún tiempo va teniendo más dolores y se va sintiendo algo más cansada, le da un poco de miedo estar tanto tiempo sola. Pero con lo que le costó que sus hijos confiaran en que estaría bien en su propia casa… a ver quién les dice que con el paso de los años le gustaría estar acompañada… Así, día a día, Teresa está algo más desanimada. Cuando insinuó algo de esta tristeza a una vecina, la respuesta que recibió fue: «A ver si te va a entrar una depresión». Piensa que, para escuchar eso, mejor no decir nada más.

Alicia es nieta de Teresa. Vive en un pueblo grande a unos cuantos kilómetros de su abuela. Estudió Arte. La encanta su carrera pero, aunque ha buscado, de momento no ha encontrado nada de lo suyo. Se está pensando si preparar algún tipo de oposiciones, pero sabe que necesitará una academia o un profesor que la ayude, y eso cuesta lo suyo. En su casa llegan bien a fin de mes, pero tampoco están para tirarlo. No quiere ser una carga para nadie. El lío es que en su pueblo no hay ninguna academia que prepare estas cosas, y los horarios de la gran ciudad no cuadran con los autobuses. No es como cuando iban a la facultad que como eran muchos pusieron uno para todos. Ha pensado buscar algo para trabajar estas Navidades y así ahorrar para la academia. Ya rellenó varios currículos on line.

Teresa siente que una gran alegría y un calor interior que se ha empezado a encender. Hoy le llamó Alicia. Resulta que la chiquilla, como es normal, quiere ya empezar a trabajar y la han cogido para casi cuatro meses en la campaña de Navidad en una tienda no muy lejos de su casa. Con los horarios, que no le permiten ir y venir a su pueblo, se le ha ocurrido ¡¡¡que podía instalarse con ella!!! ¡Qué alegría tan grande le ha dado! Alicia es muy cariñosa y responsable. Ha insistido en que no quiere ser una carga para ella y que colaborará en todo lo que pueda. Teresa sabe eso de sobra pero Alicia nunca ha sido una carga, todo lo contrario. Además si la cosa va bien, lo mismo se queda a preparar oposiciones en una academia. Teresa cree que Alicia no se ha decidido con esto, pero al ver su entusiasmo por tenerla en casa, lo mismo hasta se anima. Desde que han hablado, Teresa ya se siente menos cansada y más tranquila. Alicia no le va a poder quitar años, pero le está trayendo una esperanza. Una ilusión. Con su nieta llegará una época de alegría que Teresa no esperaba. ¿Habrá oído el Señor sus oraciones? Seguro que sí. Este año, el Adviento ha traído esperanza de la buena a su vida.
Nota 1: Ahora te toca a ti, lector, decidir si cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, o si esta historia está basada en hechos reales, y hay Teresas y Alicias dando vueltas a problemas y soledades, pero también compartiendo esperanzas y aventurando encuentros.

Nota 2: A veces el problema es que no compartimos nuestras zozobras, por no molestar. Sin darnos cuenta de que todos necesitamos alguien que nos ayude. Quizás la fragilidad tenga que aprender a pedir ayuda para convertirse en esperanza.

Almudena Cuesta Quintero
pastoralsj

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