Thursday, July 10, 2008

Ladaria, un hombre bueno para un cargo “malo” (que debe suprimirse)

Ayer felicité a Ladaria, recogiendo una versión matizada de la crítica que hice a un libro suyo sobre la Trinidad (en Estudios Trinitarios, 2002). Mañana publicaré un texto suyo sobre Dios, destacando así lo que es el centro de su teología. Pero hoy, en forma de contrapunto, quiero decir que él es un hombre bueno para un cargo «equivocado» (me atrevo a decir “malo”, con algo de ironía), un cargo que debe desaparecer pronto, para bien de la Iglesia, por la dinámica del Evangelio y los signos de los tiempos.


El buen profesor L. F. Ladaria ha sido nombrado para un cargo y lo ha aceptado. Tengo el convencimiento de que lo hará bien, dentro de las exigencias que implica el cargo. Pero, en la línea de lo que vengo diciendo en mis libros y trabajos sobre el Evangelio y la Iglesia, con una parte considerable de los teólogos católicos, me atrevo a ofrecer las siguientes consideraciones.


1. La Congregación para la Doctrina de la Fe nació con la Modernidad (para mantener la unidad de la fe, luchando contra herejes, cerrando más que abriendo, el Evangelio). En sus diversas formas, ella ha cumplido una función “siniestra” dentro de la iglesia (una función de la “mano izquierda’’, no de la derecha). Ha estado vinculada con las inquisiciones, ha mantenido y mantiene el secreto, investiga en silencio y sigue condenando, de manera ya suave, pero imperativa…. Pues bien, sean cuales hayan sido sus méritos (y sus deméritos) en el pasado, pienso que esa función “siniestra” de la Congregación debe terminar, para que todo en la Iglesia sea claro y luminoso, sin secretos de ese tipo.



2. La Congregación para la Doctrina de la Fe ha sido un medio de la Iglesia de Roma para dominar sobre las iglesias en un nivel de “doctrina” más que para acompañarlas e impulsarlas en un nivel de “fe” (que es lo propio del evangelio y de la Iglesia). Es preciso que la Iglesia de Roma deje ya de “dominar” sobre el resto de las iglesias (como ha hecho en los últimos siglos), para convertirse en lo que ha de ser, “signo de caridad y diálogo” entre las comunidades de Jesús. En esa línea, la actual Congregación para la Doctrina de la Fe tiene que desaparecer, dejando que el impulso de la fe se viva y despliegue en las iglesias, en comunión fraterna y libertad.



3. La Congregación «para la doctrina» debe desaparecer, para que la fe se despliegue desde sí misma, en un abanico de «doctrinas y prácticas» que broten del mismo evangelio, sin un control desde arriba. Si la fe tiene que controlarse y si las doctrinas tienen que examinarse “en secreto”, desde un tipo de Congregación Universal Romana (como se ha hecho en los siglos pasados)… es que algo falla en el evangelio concreto de la Iglesia. Esa Congregación tendría que haber sido una instancia pasajera de control para tiempos de riesgo… Pero se ha vuelto permanente, dando la impresión de situarse en el centro de una Iglesia que se defiende, como fortaleza sitiada por todos, en vez de ser camino abierto y plaza universal de oración y amor, como quiere el evangelio (texto de la “purificación” del templo). Esa Congregación no ha estado al servicio de la expansión y el impulso de la fe (del diálogo entre las iglesias), sino al servicio de la uniformidad de su Doctrina. Pienso que es necesario que eso acabe.



4. ¿Qué es lo que puede hacer Ladaria? Ser honrado consigo mismo y con el evangelio. Tal como están las cosas, puede hacer mucho bien…, desde dentro del sistema, para transformación y, al final, para superación de este mismo sistema. Me gustaría que fuera el último Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, de tal manera que cuando se jubile (¿dentro de 11 años?) esta Congregación ya no sea necesaria… como no lo fue en los primeros 1.500 años de la Iglesia (pero de un modo distinto, pues la historia no corre en vano).



5. La supresión de la Congregación para la Doctrina de la Fe no puede ser un gesto de pura demolición (aunque hay demoliciones que son necesarias, como la del templo, de la que habla Jesús en Mc 11, para que todos los pueblos puedan juntarse y orar), sino una consecuencia de un impulso nuevo de comunión entre las iglesias. Quiero que la Iglesia entera, que todas las iglesias, sean expresión de un despliegue poderoso de la fe, de una fe activa (más ortopraxia que ortodoxia, para utilizar un lenguaje “malo”). Por eso, la función de Roma no será controlar la fe, sino animarla desde su centro (que es importante, pero no único), para bien de todas las iglesias, para así ayudar al surgimiento de un espacio de encuentro universal, desde el evangelio.



6. Por eso le digo a Ladaria: ¡Buen trabajo! Pero quisiera recordarle que, en mi visión, su tarea ha de ser transitorio… Quiero que sea un buen secretario de algo que, por el mismo peso del evangelio, tiene que desaparecer, para bien de la Fe Universal. Los modos concretos para ello (para que la demolición de la Congregación no acabe en desastre) habrá que buscarlos y ensayarlos. Hay muchas ideas y caminos abiertos ya entre las iglesias. Aprovechemos el impulso, para bien de la Unidad Cristiana y del impulso del Evangelio.


Del blog de "X Pikaza"
El periodista Digital

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