Sunday, August 10, 2008

La homilía de Betania

LA DIPLOMACIA VATICANA

Por José María Maruri, SJ

1.- No sé si para bien o para mal, la diplomacia del Vaticano ha sido siempre muy alabada en los ambientes diplomáticos, pero hay que reconocer que los evangelios, respecto al primer Papa no usan diplomacia ninguna, no se oculta sino que narran por extenso sus tres negaciones, aunque se señale su arrepentimiento, cuanto Pedro quiere convencer a Jesús que eso de su pasión y muerte no sucederá, pone en boca de Jesús palabras fortísimas, “apártate de mí Satanás”, y el evangelio de hoy viene a poner de relieve que Pedro confundía el milagrerismo barato con la Fe.


¿Os imagináis la cantidad de nubes de humo que echaríamos todos para ocultar cualquiera de estas cosas que le sucedieran a uno de nuestros Papas, de los que hemos conocido?


Y en realidad es que ni Pedro sabía lo que es Fe ni lo sabemos nosotros, él asegurado por la palabra del Señor quiso hacer títeres sobre las aguas, quiso divertirse un poco, ¿pero a qué venía pedir al Señor semejante milagro? Creyó que su amistad, su fe en el Señor le iba a servir de palabra mágica, abra-cadabra, para darse un paseito sobre las aguas, no sabía lo que es Fe, no sabía lo que es oír “Ven, y seguir esa imperiosa llamada.



2.- El Señor nos dice a todos “ven” un ven imperioso, cercano, asegurador, pero los elementos van a seguir amenazantes, las olas van a seguir rugiendo. Ven es asegurarnos de que el camino nunca lo hacemos solos, que junto a nosotros azotado también por el viento y el agua va con nosotros el Señor, que quiso pasar con nosotros persecución y muerte, que nunca nos prometió más que tomando su cruz la encontraremos ligera, pero cruz. Un Ven, que no está en contradicción con aquel “Señor, salvamos”.

--Nada ha dignificado tanto a Pedro como este “sálvame” salido del corazón reconocimiento de su total falta de fe.

--Nada como aquellas lágrimas que lloró amargamente cuando el Señor le miró al cantar por tercera vez el gallo.

--Nada como la humildad con que recibió el tremendo reproche de Jesús, “apártate de mí, Satanás” que otro no hubiera aguantado.



3.- Sálvame, porque a pesar de ser Pedro, cabeza de la iglesia, soy tan débil como los demás, este sálvame no tiene nada que ver con un hierático “Señor, salva a tu iglesia, “que cualquier Papa hubiera gritado en tiempos difíciles, no es a la iglesia a la que Pedro pide salar, pide por si mismo, el más débil de los hermanos.


Cuando el que está arriba empieza a sentirse débil como todos, cuando empieza a tener miedo, entonces empieza a estar arriba de verdad, porque se hace miedoso como los niños, que son los únicos que van a entrar en el Reino de los Cielos.


Aquel “Sálvame” de Pedro debió ser la palabra más reconfortante para aquellos primeros cristianos perseguidos, encarcelados, torturados, muertos en el circo romano. Sálvame, porque todos necesitamos de la mano fuerte del Señor.

No comments: