Hoy, 12 de agosto, la Iglesia se viste de rojo para conmemorar el martirio de Santiago Dó Mai Nan, Antonio Nguyén Dich y Miguel Nguyén Huy My, que ocurriera en un día como hoy de 1838 en Nam-Dinh, Tonquino, hoy Vietnam del norte. Nacidos todos en éste país, Santiago fue sacerdote, Antonio, campesino y Miguel, médico. En 1988 el Papa Juan Pablo II los declaró SANTOS.
Hoy también la iglesia conmemora el nacimiento para el cielo de SANTA JUANA FRANCISCA FREMIOT DE CHANTAL, quien descansara en el Señor el 13 de diciembre de 1641 en Moulins, Francia. Oriunda en 1572, de Digione, Francia, fue co-fundadora de la Orden de la Visitación, junto con San Francisco de Sales. En 1767 el Papa Clemente XIII la inscribió en el catálogo de los santos Unidos, pues, a las Iglesias de Francia y del Vietnam, brindemos nuestro cálido aplauso a Santa Juana Francisca Fremiot de Chantal y a los Santos Mártires Santiago Dó Mai Nan, Antonio Nguyén Dich y Miguel Nguyén Huy My.
Meditación
Meditación
Querido Santiago, déjanos escuchar algunos recuerdos de tu vida: "Nací en un pequeño poblado, y en mi bautismo, mis padres me pusieron el nombre de Antonio. Junto con ellos me trasladé a Ké- Evinh porque querían estar más cerca de la Iglesia de la misión y poder así, asistir a las prácticas de piedad. Allí me casé y Dios nos envió el regalo de 10 hijos. Mi trabajo era de campesino, pero también me dediqué a sembrar en mis hijos los principios cristianos. Y, a Dios gracias, la semilla cayó en buena tierra. Pero yo sentía que Dios me pedía algo más, que no solo mirara a mi familia sino que atendiera también a los pobres, a los leprosos del hospital, a los peregrinos, a los encarcelados. Que fuera para ellos un amigo, un ángel. Y así lo hice. Muchas veces los llevaba a mi propia casa. Pero, lamentablemente se decretó la persecución en contra de los cristianos, y cuando ésta se hizo más amenazante, tuve que albergar en mi casa a seminaristas y misioneros, mis huéspedes predilectos, a quienes ofrecía todo lo que estaba a mi alcance, a pesar de estar tajantemente prohibido bajo pena de muerte. Y fue precisamente en una pesquisa que los soldados hicieron en mi casa que descubrieron al padre Santiago Dó-mai-nam. A ambos nos llevaron a la cárcel y yo ya vi que las puertas del cielo empezaban a abrirse para nosotros.
Radio Vaticano
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