Meditando con los santos y beatos del día: S. EZEQUIEL MORENO Y DÍAZ

Hoy, 19 de Agosto, la Iglesia celebra a SAN EZEQUIEL MORENO Y DÍAZ, quién muriera santamente en un día como hoy del año 1906 en Monteagudo, España. Nacido en el año 1848 en Alfaro, La Rioja, España, fue superior del convento de los Agustinos Recoletos de Monteagudo y Obispo de Pasto, en Colombia. En el año 1992 el Papa Juan Pablo II le proclamó Santo.

Hoy también la Iglesia conmemora el nacimiento para el cielo de SAN JUAN EUDES, quien muriera santamente el 19 de agosto de 1680 en Caen, Francia. Nacido en 1601 en Ri, Francia, fue fundador de la Congregación de la Compañía de Jesús y María, conocida como los Eudistas. El Papa Pio X le llamó el "Apostol y doctor del culto de los Sagrados Corazones" y el Papa Pio XI en 1925 le proclamó SANTO. La Iglesia de San Juan, en Caen, ha sido a él dedicada.Unidos, pues, a quienes hacen de su vida un modelo de fidelidad a la Iglesia, brindemos nuestro sincero aplauso a San Juan Eudes y a San Ezequiel Moreno.


Meditación

QUERIDO SAN EZEQUIEL, cuéntanos como fue la aventura de tu vida. Fue en el seno de mi familia, de gran devoción católica, donde desde muy niño, descubrí mi vocación a la vida religiosa. Fue así que decidí entrar en convento español de los agustinos recoletos de Monteagudo. En el año 1870 viajé a Manila donde desempeñe mi labor de misionero. Al año siguiente fui ordenado sacerdote y me enviaron a Mindoro donde continué mi misión. Este desafío duró 15 años. Más tarde me nombraron superior del convento de Monteagudo y decidí así regresar a España para dedicarme a la formación de los futuros religiosos misioneros. Pero no conforme con lo que había realizado hasta el momento, me embarqué a Colombia al mando de un grupo de misioneros agustinos emprendiendo una nueva aventura, reactivar las misiones en esa tierra. Cinco años más tarde me nombraron Obispo de Pinara y posteriormente de Pasto. Trate de desempeñar mi nueva misión con eficacia y generosidad pero tuve que superar numerosos obstáculos, entre ellos mi enfermedad. Debilitado y ante las reiteradas súplicas de mis fieles y religiosos, en 1906 regresé a España para operarme, sin buenos resultados. Siempre firme en mi fe, me retiré al convento de Monteagudo, donde pasé mis últimos días

Radio Vaticano