Saturday, August 23, 2008

Meditando con los santos y beatos del día: B. ROSARIO DE SOANO


Hoy 23 de agosto, la Iglesia conmemora a la BEATA ROSARIO DE SOANO Petra María Victoria Quintana Argos, nombre de familia - quien muriera martirizada en el año 1936, en el lugar de Mas Masciá, Valencia, España, junto con la hermana Serafina de Ochovi. Nacida en Soano, Santander, España, en el año 1866, fue consejera, vicaria y superiora general de las Hermanas Terciarias Capuchinas. En el año 2001 el Papa Juan Pablo II le dio el honor de los altares declarándola Beata. Hoy también la Iglesia conmemora el nacimiento para el cielo de la BEATA SERAFINA DE OCHOVI Manuela Justa Fernández Ibero, nombre de familia - quien muriera en un día como hoy del año 1936 en el lugar de Mas Masciá, en Valencia , España. Nacida en Ochovi, Navarra, España, en el año 1872, fue superiora local de la Congregación de las Hermanas Terciarias Capuchinas y por 36 años, Consejera General. En el año 2001 el Papa Juan pablo II le declaró Beata. Unidos, pues, a quienes hacen de su vida un testimonio de fe, brindemos nuestro cálido aplauso a la Beata Rosario de Soano y a la Beata Serafina de Ochovi.


Meditación

BEATA ROSARIO DE SOANO, cuéntanos como fue la aventura de tu vida. Crecí ayudando a mi familia en los quehaceres del hogar y del campo. A los 14 años, perdí a mi madre y tuve que hacerme cargo de la casa, de la educación de mis hermanos y hermanas y de ayudar a mi padre. Alimentaba ya desde pequeña un fuerte sentimiento religioso y fue así que decidí hacerme terciaria franciscana. Frecuentaba con entusiasmo el convento capuchino de Montehano, donde, escuchando un sermón de Padre Luis Amigó, quedé conmovida y tuve la certeza que mi destino era servir al Señor, haciéndome religiosa. Así, en mayo del 1889, a pesar de la oposición de mi familia, ingresé en la Congregación de las Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia. Me dedique con pasión al estudio, adquiriendo todos los conocimientos que no había podido adquirir en mi pueblo. Fui después, maestra de las novicias, de las cuales me preocupaba grandemente la formación y el progreso espiritual. Nombrada consejera, y sucesivamente superiora y vicaria general, acompañé a mis hermanas durante la guerra civil, traté de ayudarlas en todo lo posible, buscándoles refugio, dándoles conforto espiritual y animándolas en la perseverancia. Fue allí, junto a mis hermanas, donde di mi último testimonio de fe, dando mi anillo, signo de la alianza perpetua con el Señor, a mi verdugo en señal de mi perdón.



Radio Vaticano

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