Friday, December 19, 2008

19 diciembre – A cinco días de la nochebuena por Ángel Moreno de Buenafuente


La Palabra de este día nos recuerda una de las constantes que revela la Sagrada Escritura. Dios actúa a través de mediaciones, que podemos juzgar marginales. Para realizar la Historia de Salvación elige estériles, extranjeras, ancianos, segundones.


Hoy se nos pone de ejemplo la fecundidad de dos mujeres estériles, la madre de Sansón y la madre de Juan el Bautista, las dos, por don de Dios, engendran hijos llenos del Espíritu. Los dos ejemplos anticipan y prefiguran la maternidad virgen de María, pues para Dios nada hay imposible.

El ángel del Señor se apareció a esta mujer y le dijo: «Bien sabes que eres estéril y que no has tenido hijos, pero concebirás y darás a luz un hijo (Jue 13, 3).

Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote, llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una mujer descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos de avanzada edad. El ángel le dijo: «No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Juan; será para ti gozo y alegría, y muchos se gozarán en su nacimiento (Lc 1, 5-13).

Dios no se muestra prepotente, sino que realiza signos para demostrar que es Él quien salva y no nuestras fuerzas.

Desde los ejemplos contemplados, no podremos excusarnos en nuestra debilidad y pobreza para colaborar con el plan de Dios, Desde la perspectiva de la gracia, lo inservible, ineficaz, inútil en manos del Todopoderoso se convierte en eficaz. Dios hizo al ser humano del barro del suelo, bendijo a Abel, Isaac, Jacob, José, David, Salomón, que no era los primogénitos. Dio fecundidad a la estériles. En el árbol genealógico de Jesús aparecen cuatro mujeres con identidades marginadas. Y ha querido nacer de una muchacha nazarena, de la Galilea de los gentiles.

Podemos recordar las palabras del Apóstol Pablo:

¡Mirad, hermanos, quiénes habéis sido llamados! No hay muchos sabios según la carne ni muchos poderosos ni muchos de la nobleza.
Ha escogido Dios más bien lo necio del mundo para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios lo débil del mundo, para confundir lo fuerte.
Lo plebeyo y despreciable del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para reducir a la nada lo que es.
Para que ningún mortal se gloríe en la presencia de Dios. (1Cor 1, 26-29)

Jesús dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Cada uno podemos descubrir el don divino y reconocerlo como hace el salmista:
Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti, En el seno tú me sostenías (Sal 70).
Ecclesia

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