Monday, December 22, 2008

El Evangelio de hoy


Lucas 1: 46-56
En aquel tiempo, María dijo: "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre." María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

¿Escribiste alguna vez tu propio Magnificat?
En oración podrás encontrar las razones por las que quieres alabar a Dios.
Los encuentros más sencillos con otro pueden ser manifestaciones de lo divino.
Las creaciones más simples del invierno o del verano nos pueden hacer sentir la cercanía de Dios.
Emmanuel, Dios es con nosotros, es la mantra de estos días. Emmanuel está en todos lados.
Todo es un sacramento de Dios.
La alabanza es la respuesta natural a Dios; surge desde las profundidades escondidas de nuestros corazones.
Alabanza y gratitud van de la mano; alabanza por lo que es grandioso, gratitud por lo que es común y corriente.
Espacio Sagrado

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