“Es inmoral no acabar con la pobreza”, denunció ayer el secretario general de Cáritas Española, Silverio Agea, durante una rueda de prensa en la que esta institución presentó su campaña “ante la crisis”, y que sirvió para que el portavoz de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino, hiciera entrega a Cáritas de un cheque por valor de 1,9 millones de euros (el 1% del presupuesto del Episcopado) para luchar contra la crisis.
En declaraciones a la prensa, Agea reclamó a los poderes públicos la puesta en marcha “de manera urgente” de un plan de acciones sociales destinadas a paliar los efectos de la crisis económica en los más pobres. “No hemos sido capaces de rebajar los índices de pobreza y desigualdad en época de bonanza, por lo que esta crisis es un buen momento para repensar el modelo social vigente”, apuntó el secretario general de Cáritas, quien denunció que “igual que los poderes políticos han podido salvar a la banca o a las aseguradoras, se puede y se debe salvar a las personas más desfavorecidas”.
Aunque no se tienen datos concretos de cuánto dinero se precisaría para acabar con la pobreza –Cáritas espera poder hacer una propuesta concreta, y efectiva, en 2010, cuando se celebre (coincidiendo con la presidencia de turno de España en la UE) el Año Europeo de Lucha contra la Pobreza-, sí estimó que con 1.200 millones de euros, “bastantes menos de las partidas destinadas a otros fines”, podría acabarse con la pobreza severa, la más aguda, que padecen medio millón de personas en España.
Cáritas hizo estas aportaciones después de constatar que sus órganos parroquiales y diocesanos “están desbordados” por las peticiones de ayuda de urgencia, que se han incrementado en más del 50% en los últimos meses. A lo largo de 2008, el número de demandas ha aumentado más del 50 % con relación a 2007 y los mayores incrementos se han registrado en los programas de familia, acogida, inmigrantes y empleo. Por tipo de ayuda, las peticiones se dirigen, sobre todo, a la comprar alimentos, afrontar los gastos de la vivienda (alquiler, luz, agua, plazos de hipoteca), ropa y calzado, educación y formación, transporte y gastos sanitarios.
Asimismo, se está constatando que la situación es tan acuciante para las personas más desfavorecidas, que se están detectando muchos casos de subarriendo de habitaciones a precios abusivos y en condiciones severas de hacinamiento, o del número de familias que viven en habitaciones al no poder acceder a una vivienda en alquiler, además de los casos de reclamación de avales por impago de hipotecas, que afecta especialmente a viudas mayores que avalaron con sus viviendas en propiedad a sus hijos.
A la vista de la situación, Cáritas trazó las “líneas maestras” de lo que habría de ser un plan de acción urgente. Así, esta asociación reclamó a las Administraciones Públicas que se establezca un fondo económico que sea transferido a los Ayuntamientos “para atender las demandas sociales, que sea gestionado y ejecutado por los servicios sociales municipales con esta finalidad social”. Asimismo, Agea señaló la necesidad de impulsar “un empleo con protección social, de manera que sea posible hacer procesos formativos adecuados para las nuevas ocupaciones para las personas y familias que lo necesitan, lo que supone que esté acompañado de las transferencias monetarias necesarias para llevar a cabo una inclusión activa”. Del mismo modo, Cáritas defendió “una política de inmigración donde nadie pierda en el camino de la legalidad y la integración”.
Por su parte, Juan Antonio Martínez Camino recalcó la “gratitud” a Cáritas, y recordó, con palabras de Benedicto XVI, que “la misión de la caridad en la Iglesia es esencial, no es algo añadido. Es tan esencial como la predicación del Evangelio y la liturgia. Van unidas, y son coesenciales, de modo que no habría una verdadera celebración ni vida de la fe, si no se expresara también en el trabajo de caridad con los hermanos”.
El acto de esta mañana, señaló el portavoz episcopal, quiso reconocer la labor de Cáritas “como una forma esencial de ser Iglesia” que además “debe estimular a los creyentes y a otras personas de bien a colaborar con Cáritas. Porque esto, Cáritas, la Iglesia, lo hace bien”. No obstante, no quiso aclarar si los obispos se plantearían un gran acto público, al estilo de la misa del 28-D, para reivindicar la lucha contra la pobreza desde una perspectiva cristiana. “Este acto de hoy es algo que nunca se había hecho, y es un paso”, señaló. “Todo lo demás, se puede pensar, evidentemente”, finalizó el secretario general del Episcopado.
RD
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