Sunday, December 21, 2008

La homilía de Betania: EL RUIDO Y LAS LITRONAS

Por José María Maruri, SJ


1.- Vivimos en la era del ruido, se entra en el coche y se pone la radio, durante el trabajo se pelea con el hilo musical para no distraerse, se regresa a casa y, como de pasada, se aprieta el botón de la televisión, cuando no se va en el autobús con los cascos puestos llenándolo todo de un “chan-chaka-chan-chan-chan” agradabilísimo, va uno al dentista y se le quita el dolor de muelas con el dolor de oídos por la música que le ponen.
Pobre San Juan de la Cruz con aquello de:

La noche sosegada
en par de los levantes de la aurora
la música callada
La soledad sonora
la cena que recrea y enamora.
Ahora lo que recrea son las litronas. (**)



2.- Qué lejos estamos de aquella encrucijada única en la cual la Trinidad de carne al Verbo vestía de los tiempos.


--Dios se hace hombre, uno de nosotros, tan uno que la Virgen Santísima al Niño que llevaba dentro lo podía llamar de verdad mi hijo y mi Dios.


--Dios entre nosotros, y ni hay terremotos, ni fumarolas de volcanes, ni trompetas de anuncio en el palacio del emperador de Roma, ni mensajeros que lleven la noticia corriendo alocadamente por los caminos de Judea.


--Dios, que vive en el silencio de la eternidad, que ha tenido eternamente en silencio este gran misterio, viene en silencio a nuestra casa, pone su tienda en el círculo en nuestras tiendas de campaña, sin que nadie le pregunte quién es, es un nómada más de este desierto por el que también nosotros peregrinamos.


--Dios que rige en silencio las miríadas de estrellas de un cielo estrellado, que hace de las aguas de los riachuelos el murmullo de un silencioso cantar, que en la paz silenciosa de una noche hace brotar la maravilla de una flor silvestre, que en el seno de una madre forme en silencio al nuevo niño, ese Dios que hace todo lo grande en silencio, se hace uno de nosotros en silencio.



3.- Mientras el ángel se deshace en frases bonitas al comunicar a la Virgen el mensaje de Dios, la Virgen le contesta con dos escuetas frases, la Virgen sabe que a un Dios del silencio pocas palabras bastan, palabras salidas del corazón, llenas de sentido, llenas del mismo Dios.
Dice el evangelio que el ángel se marchó, ¿no se marcharía avergonzado de haber hablado tanto, cuando lo necesario era tan poco? El mismo Jesús nos iba a dejar dicho que al hablar con Dios no amontonáramos las palabras como los paganos, que creen que Dios les va a escuchar mejor si hablan mucho.



4.- Con tanto ruido ya no oímos los silencios de la hermana luna o el hermano sol, ni siquiera la hermana tierra que es toda bendición.

La hermana madre tierra
Que da en toda ocasión
Las hierbas y los frutos y flores de color
Y nos sustenta y rige: Loado mi Señor.

Hemos cambiado aun en la Iglesia, los grades teólogos que estudiaban Teología de rodillas, por conferenciantes, los grandes místicos por sociólogos, los moralistas por sexólogos.


Nadie sabe ya pensar porque nadie sabe callar, todos disparamos palabras sin profundidad, sin sentido, que salen de la boca no del corazón.


Ante Dios nos parecemos a peces en pecera que abren y cierran la boca sin sonido, sin sentido.
Que de rodillas ante el Niño silencioso por que no sabe ni hablar, comprendamos algo de aquellos versos de San Juan de la Cruz:


Olvido de lo criado
memoria del creador
atención a lo interior
y estarse amando al amado
.

(**) Litrona, modo español, popular y juvenil, para llamar a las botellas de cerveza de un litro de contenido

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