Sunday, February 01, 2009

La homilía de Betania: EVANGELIO ES LIBERACIÓN

Por José María Martín OSA

1.- Discernimiento entre los verdaderos y los falsos profetas. El autor del Deuteronomio denuncia el falso profetismo y da criterios para su discernimiento. El criterio decisivo es el de la fidelidad al mandamiento capital: que no aparte de Dios ni lleve al reconocimiento de falsas divinidades. Un criterio aparentemente más sencillo es el del cumplimiento de la palabra. Responsabiliza también al pueblo en la audiencia que presta a los profetas. En verdadero oyente necesita y discierne al profeta verdadero; el falso oyente sustentará al falso profeta. Para el Deuteronomio el prototipo del profeta es Moisés, y en el futuro habrá otro profeta como él. El profeta, según eso, es un mediador de la palabra de Dios, al servicio del pueblo. Esta versión de la función del profeta coincide con el hecho de que Dios no puede venir al encuentro del hombre sino por mediaciones. En la religión profética la mediación primordial es la del profeta, un hombre de entre los hombres. El Deuteronomio destaca aquí dos responsabilidades: la del profeta que debe anunciar sólo las palabras que reciba de Dios; y la del pueblo que debe escuchar la palabra del profeta como mensaje de Dios. A diferencia de la adivinación mágica, en la profecía es Dios quien toma la iniciativa de la comunicación; el profeta es un mensajero y los destinatarios el término de esa comunicación que provoca el responder. El evangelio de hoy presenta a Jesús como el verdadero profeta que actúa en nombre de Dios realizando la misión profética auténtica. Lo hace con una autoridad impresionante. El Espíritu habla para que se le entienda. Es moderno por necesidad. No queda anclado en formas pasadas.
De ahí su fuerza vivificante: la letra mata, el Espíritu vivifica.



2.- A veces el evangelio implica exigencias radicales (primera carta a los Corintios). El apóstol Pablo las expone en esta pequeña unidad literaria en referencia al celibato. El Apóstol no lo justifica por razones meramente humanas, como sería la comodidad, la vida tranquila liberada de los problemas matrimoniales. No era esa la mentalidad paulina. Lo considera necesario por las exigencias radicales del Evangelio. Sería una consecuencia para alcanzar una libertad no condicionada por otras preocupaciones. La predicación del evangelio es una tarea difícil para cuya realización se requiere la soltura del hombre no comprometido en la vida familiar



3.- Jesús enseña con una autoridad que libera, sana y salva. La primera cosa que la gente percibe es la que Jesús enseña de forma diferente. No es tanto lo referente al contenido, sino es la forma de enseñar que impresiona. Por medio de esta forma diferente, Jesús crea una conciencia crítica en la gente con relación a las autoridades religiosas de la época. Los escribas de la época enseñaban citando autoridades. Jesús no cita ninguna autoridad, sino que habla a partir de su experiencia de Dios y de la vida. Su palabra tiene raíz en el corazón. En Marcos, el primer milagro es la expulsión de un demonio. Jesús combate y expulsa el poder del mal que se apoderaba de las personas y las alienaba de sí mismas. El individuo poseído gritaba: “¡Yo te he reconocido, tú eres el Santo de Dios!” El hombre repetía la enseñanza oficial que representaba al Mesías como “Santo de Dios”, esto es, como un Sumo Sacerdote, o como rey, juez, doctor o general. Hoy también, mucha gente vive alienada de sí, engañada por el poder de los medios de comunicación, de la propaganda del comercio. Repite lo que oye decir. Vive esclava del consumismo, oprimida por los préstamos de dinero, amenazada por los acreedores. Muchos piensan que su vida no es como debería ser si no pueden comprar aquello que la propaganda anuncia y recomienda. Jesús amenaza al espíritu del mal: “¡Cállate y sal de ese hombre!” El espíritu hace revolcar al hombre, lanza un grito tremendo y sale de él. Jesús devuelve las personas a ellas mismas. Hace que la persona recupere su perfecto juicio. No era fácil, ni lo fue ayer, ni lo es hoy, hacer que una persona empiece a pensar y a actuar de forma diversa de la ideología oficial. ¡Enseñanza nueva! Incluso le obedecen los espíritus impuros. Las dos primeras señales de la Buena Nueva que el pueblo percibe en Jesús, son éstas: su forma diversa de enseñar las cosas de Dios, y su poder sobre los espíritus impuros. Jesús abre un nuevo camino para que la gente llegue a ser pura. En aquel tiempo, una persona declarada impura no podía comparecer ante Dios para rezar y recibir la bendición prometida por Dios a Abrahán. Antes, tenía que purificarse. Esta y muchas otras leyes y normas dificultaban la vida de la gente y marginaban a mucha gente como impura, lejos de Dios. Ahora, purificadas por el contacto con Jesús, las personas impuras podían comparecer de nuevo ante Dios. ¡Era una gran Buena Nueva para ellos! La gente, al contemplar la realidad, se preguntó: ¿qué es esto? Una pregunta que es sinónima de ¿quién es éste? Y nosotros debemos hacernos también la misma pregunta: ¿Quién es El para mí?

No comments: