Saturday, October 10, 2009

América Latina se rearma


(Pablo Romo Cedano) En tanto el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama [al que se acaba de conceder el Premio Nobel de la Paz], en la sede de las Naciones Unidas el 24 de septiembre unía las voces de todas las naciones para iniciar un proceso de no proliferación de armas nucleares en un hecho histórico para el mundo, muchas naciones de América Latina y el Caribe se arman como nunca y realizan ejercicios militares como si se prepararan para una inminente guerra.

Unos días antes del llamamiento del presidente de los EE.UU., Venezuela cerraba un contrato para comprar submarinos, tanques, helicópteros y vehículos de combate a Rusia. De igual forma, Colombia aceptaba en agosto instalar siete bases militares de Estados Unidos en su territorio. Y Brasil, en lo que va de año, reimpulsó su industria de producción de armas pequeñas y ligeras con la ayuda multimillonaria de Francia. Por su parte, Nicaragua estrechó lazos militares con Rusia, y México, por primera vez en su historia, realizó maniobras militares con Estados Unidos, y planea hacerlo con Francia.
El clima político-militar en el continente es ambivalente, pues, por una parte, la política de la Casa Blanca cambia radicalmente con respecto a su antecesor en cuanto a conflictos de alta intensidad se refiere, dando un aire nuevo de esperanza y paz. Pero, por otra parte, se dan graves hechos que no anuncian la misma paz y tranquilidad. Por ejemplo, desde hacía muchos años no se veía en esta parte del hemisferio que un país bombardeara a otro, como sucedió el 11 de marzo de 2008, cuando Colombia bombardeó territorio ecuatoriano, matando a 16 personas y generando una tensión internacional pocas veces vista entre esos países, que desembocó en la ruptura de relaciones diplomáticas. En México se ve hoy con bastante normalidad que tropas del Ejército tomen posesión de espacios reservados desde hace decenas de años a los civiles. Otras gravísimas tensiones las vive Honduras, que padece un golpe de Estado, soportado con las fuerzas militares, en unos hechos que parecían pasados de moda. Chile, como nunca en su vida democrática, invierte millones de dólares en armarse.
Según el Instituto de Investigación para la Paz Internacional de Estocolmo (SIPRI), una autoridad en el estudio del gasto militar, los presupuestos de defensa de los países de América Central y del Sur pasaron de 29.100 millones de dólares en 2003 a 39.600 en 2008, es decir, un 36% más en cinco años. Hay que señalar que no hablamos de todos los países de la región, pues hay quienes han reducido drásticamente sus gastos militares en los últimos 25 años, como Argentina y Perú, y otros que no tienen ejército, como Costa Rica, Panamá, Barbados, Dominica, Granada, Haití, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía y San Vicente y las Granadinas.
La encíclica Caritas in veritate, de Benedicto XVI, señala claramente uno de los orígenes que, quizá, está haciendo que los países de la región se estén armando: “El acaparamiento de los recursos, especialmente del agua, puede provocar graves conflictos entre las poblaciones afectadas. Un acuerdo pacífico sobre el uso de los recursos puede salvaguardar la naturaleza y, al mismo tiempo, el bienestar de las sociedades interesadas” (51).
Ana Esther Ceseña, directora del Observatorio Latinoamericano de Geopolítica, señala en investigaciones recientes que no es tan cierto eso de “nuevos aires para la paz” por parte de los Estados Unidos, pues “la militarización es creciente en el continente y existen tratados comerciales con países latinoamericanos que implican necesariamente la implementación de medidas de militarización local o con la presencia directa de tropas norteamericanas”.
Armas pequeñas
Pero las armas que matan más latinoamericanos actualmente no son las grandes armas, los aviones o los submarinos, ni tampoco las bombas nucleares, que en Latinoamérica están prohibidas gracias al Tratado de Tlatelolco (1967), sino las pequeñas armas y las armas ligeras.
Éstas circulan por todo el continente con una facilidad asombrosa. De hecho, el mundo entero está inundado de armas pequeñas y ligeras, que suman casi 500 millones, es decir, un arma por cada 12 personas. Según un informe de Naciones Unidas, cada año ingresan al mercado entre 7,5 y 8 millones de pequeñas armas. Éstas son fáciles de comprar en todo el continente: en algunos lugares, puede comprarse un fusil de asalto AK-47 por sólo 15 dólares o, tal vez, por unos kilos de marihuana. También son fáciles de usar y mucha gente tiene entrenamiento para ello, gracias al dado hace años por las guerrillas, por paramilitares o por los propios ejércitos de los países. De hecho, en muchas naciones aún es obligatorio el servicio militar, donde aprenden los jóvenes a usar armas ligeras y pequeñas, en tanto que en Argentina, Honduras, Nicaragua, Perú y Uruguay, este servicio militar ha dejado de ser obligatorio.
Vida Nueva

No comments: