Thursday, October 22, 2009

Tocad y se os abrirá. Con tal que sea según la tradición

Anunciado el ingreso en la Iglesia católica de diócesis y parroquias anglicanas antimodernistas. El ecumenismo del Papa Ratzinger se muestra siempre más nutrido por la fidelidad a la tradición. Es así con los lefebvrianos. Y más todavía con las iglesias ortodoxas de oriente



por Sandro Magister


ROMA, 20 de octubre de 2009 – Hasta ayer pasaban a la Iglesia católica uno por uno, los sacerdotes y obispos de la Comunión anglicana que se sentían más de acuerdo con el Papa de Roma que con las variantes "modernistas" del anglicanismo.
En los Estados Unidos, para regular tales pasajes, desde 1980 estaba en vigor una "Pastoral Provision" escrita por la congregación para la doctrina de la fe, aprobada por Juan Pablo II. Gracias a ella pasaron a la Iglesia católica cerca de ochenta sacerdotes anglicanos, casi todos con esposa e hijos. Y dos años atrás también un obispo, Jeffrey Steenson, acogido con una ceremonia celebrada en la basílica romana de Santa María la Mayor. Steenson, 57 años, casado y con tres hijos, fue ordenado sacerdote e incardinado en la diócesis de Santa Fe, donde enseña patrología en el seminario.
A estos sacerdotes y obispo les han seguido también grupos de fieles, por decisión espontánea. El único caso de paso en bloque de una entera diócesis anglicana a la Iglesia católica ha sido hasta ahora el de Amritsar, en el Punjab indio. Ocurrió en 1975.
Pero a partir de hoy, las migraciones colectivas del anglicanismo al catolicismo ya no serán un hecho excepcional sino normal, gracias a la constitución apostólica que Benedicto XVI se apresta a publicar.
La constitución papal está todavía poniéndose a punto. Será publicada quizá dentro de dos semanas. Pero su anuncio ya ha sido dado en forma solemne la mañana del 20 de octubre, en dos conferencias de prensa simultáneas: una en Roma, con el cardenal Willliam Levada, prefecto de la congregación para la doctrina de la fe, y otra en Londres, con el arzobispo católico de Westminster, Vincent G. Nichols, y con el primado de la Comunión anglicana, Rowan Williams (en la foto Associated Press).
En Londres los dos arzobispos, católico y anglicano, también han emitido una declaración conjunta. Otro elemento de indudable novedad.
Usualmente, cuando alguno abandona una confesión cristiana y abraza otra, se va tirando la puerta.
Esta vez, en cambio, es como si el paso fuera bendecido de común acuerdo por ambas partes.
Una sintonía que hace pensar en cuan cercana sería hoy la reconciliación entre la Iglesia católica y la Comunión anglicana si sólo en esta última no se hubiese dado la libertad a la ordenación sacerdotal y episcopal a mujeres y de homosexuales convivientes, con las consiguientes dramáticas divisiones entre quienes están y no de acuerdo.
Una vez publicada la constitución apostólica, las parroquias y las diócesis anglicanas que en estos últimos años han tocado la puerta a Roma para ser acogidas en la Iglesia católica - de Gran Bretaña, Estados Unidos, Australia y otros países - podrán hacerlo en las modalidades indicadas en la misma constitución. Los sacerdotes y obispos casados, recibido el orden sagrado, podrán volver a ejercer el sacerdocio, como ya ocurre para los sacerdotes casados de los ritos orientales, también católicos. Sus comunidades se remitirán como instancia superior a "ordinariatos personales" redes de obispos no casados sino célibes, también aquí en sintonía con la praxis común de las Iglesias católicas y ortodoxas. Para las liturgias seguirá rigiendo el ritual anglicano, por lo demás muy similar al católico.
Se calcula que en lista de espera haya cerca de cuarenta obispos y un centenar de sacerdotes, con sus respectivas comunidades. La medida de su conversión será la aceptación del primado del Papa y la aceptación de la doctrina expresada en el Catecismo de la Iglesia Católica.
En todo caso, las comunidades listas para pasar a la Iglesia católica hacen parte del ala "tradicionalista" de la Comunión anglicana.
Así como son tradicionalistas las comunidades cismáticas lefebvrianas con las cuales Benedicto XVI está intensificando los esfuerzos para que vuelvan a la obediencia de Roma.
Y como son apegadas a la tradición las Iglesias ortodoxas con las que el encuentro parece más fructífero, con el actual pontífice. Del 16 al 23 de octubre está en curso en Chipre el segundo round - el primero fue en Ravena en el 2007 - del diálogo entre católicos y ortodoxos sobre la cuestión del primado del Papa, a la luz de cómo fue vivido en el primer milenio.
Hoy más que nunca, con Joseph Ratzinger Papa, el camino ecuménico se presenta no como un recurso de la modernidad, sino como un reencuentro en el terreno de la tradición.
A continuación, la declaración conjunta difundida en Londres el 20 de octubre, de los jefes de la Comunión anglicana y de la Iglesia católica de Inglaterra y de Gales, más una nota retrospectiva emitida el mismo día por la congregación para la doctrina de la fe.
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Joint Statement by the Archbishop of Westminster and the Archbishop of CanterburyToday’s announcement of the Apostolic Constitution is a response by Pope Benedict XVI to a number of requests over the past few years to the Holy See from groups of Anglicans who wish to enter into full visible communion with the Roman Catholic Church, and are willing to declare that they share a common Catholic faith and accept the Petrine ministry as willed by Christ for his Church.Pope Benedict XVI has approved, within the Apostolic Constitution, a canonical structure that provides for Personal Ordinariates, which will allow former Anglicans to enter full communion with the Catholic Church while preserving elements of distinctive Anglican spiritual patrimony.
The announcement of this Apostolic Constitution brings to an end a period of uncertainty for such groups who have nurtured hopes of new ways of embracing unity with the Catholic Church. It will now be up to those who have made requests to the Holy See to respond to the Apostolic Constitution.
The Apostolic Constitution is further recognition of the substantial overlap in faith, doctrine and spirituality between the Catholic Church and the Anglican tradition. Without the dialogues of the past forty years, this recognition would not have been possible, nor would hopes for full visible unity have been nurtured. In this sense, this Apostolic Constitution is one consequence of ecumenical dialogue between the Catholic Church and the Anglican Communion.
The on-going official dialogue between the Catholic Church and the Anglican Communion provides the basis for our continuing cooperation. The Anglican Roman Catholic International Commission (ARCIC) and International Anglican Roman Catholic Commission for Unity and Mission (IARCCUM) agreements make clear the path we will follow together.
With God’s grace and prayer we are determined that our on-going mutual commitment and consultation on these and other matters should continue to be strengthened. Locally, in the spirit of IARCCUM, we look forward to building on the pattern of shared meetings between the Catholic Bishops Conference of England and Wales and the Church of England’s House of Bishops with a focus on our common mission.
Joint days of reflection and prayer were begun in Leeds in 2006 and continued in Lambeth in 2008, and further meetings are in preparation. This close cooperation will continue as we grow together in unity and mission, in witness to the Gospel in our country, and in the Church at large.
London, 20 October 2009
Vincent Gerard Nichols
Archbishop of Westminster
Rowan Williams
Archbishop of Canterbury
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Informaciones del contexto
Desde el siglo XVI, cuando el Rey Enrique VIII declaró la independencia de la Iglesia de Inglaterra de la autoridad del Papa, la Iglesia de Inglaterra creó sus propias confesiones doctrinales, usanzas litúrgicas y prácticas pastorales, incorporando frecuentemente ideas de la Reforma ocurrida en el continente europeo. La expansión del Reino Británico, junto con el apostolado misionero anglicano, comportó posteriormente el nacimiento de la Comunión Anglicana a nivel mundial.
En el curso de los 450 y más años de su historia, la cuestión de la reunión entre anglicanos y católicos nunca fue dejada de lado. En la mitad del siglo XIX, el Movimiento de Oxford (en Inglaterra) mostró un renovado interés por los aspectos católicos del anglicanismo. Al inicio del siglo XX, el Cardenal Mercier, de Bélgica, sostuvo diálogos públicos con anglicanos con el fin de explorar la posibilidad de una unión con la Iglesia Católica bajo la bandera de un anglicanismo "reunido pero no absorbido".
El Concilio Vaticano II nutrió ulteriormente la esperanza de una unión, en particular con el Decreto sobre el ecumenismo (n.13), el cual haciendo referencia a las Comunidades separadas de la Iglesia Católica en el tiempo de la Reforma, reafirmó: "Entre aquellas [comuniones] en las cuales siguen existiendo en parte tradiciones y estructuras católicas, ocupa un lugar especial la Comunión Anglicana"
Desde el Concilia las relaciones entre anglicanos y católicos romanos han creado un mejor clima de comprensión y mutua cooperación. La Anglican-Roman Catholic International Commission (ARCIC) ha producido una serie de declaraciones doctrinales en el curso de los años, en la esperanza de crear la base para una plena y visible unión. Para muchos pertenecientes a las dos Comuniones, las declaraciones de la ARCIC ha puesto a disposición un instrumento en el cual la común expresión de la fue puede ser reconocida. Es en este marco que se debe ubicar la nueva disposición.
En los años siguientes al Concilio, algunos anglicanos han abandonado la tradición de conferir los Ordenes Sagrados solamente a los hombres llamando al presbiterado y al episcopado también a mujeres. Más recientemente, algunos segmentos de la Comunión Anglicana se han alejado de la común enseñanza bíblica sobre la sexualidad humana - ya claramente expresada en el documento de la ARCIC "Vida en Cristo" - confiriendo los Ordenes Sagrados a clérigos abiertamente homosexuales y bendiciendo las uniones entre personas del mismo sexo. Sin embargo, mientras la Comunión Anglicana debe afrontar este nuevo y difícil desafío, la Iglesia Católica sigue plenamente comprometida en su diálogo ecuménico con la Comunión Anglicana, en particular a través de la actividad del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
Mientras tanto muchos anglicanos han entrado individualmente en la plena comunión con la Iglesia Católica. A veces han entrado también grupos de anglicanos, conservando una cierta estructura "corporativa". Ello ha ocurrido, por ejemplo, para la diócesis de Amritsar en India y para algunas parroquias individuales en los Estados Unidos que, aunque manteniendo una identidad anglicana, han entrado a la Iglesia Católica en el contexto de la llamada "disposición pastoral", adoptada por la Congregación para la Doctrina de la Fe y aprobado por el Papa Juan Pablo II en 1982. En estos casos, la Iglesia Católica frecuentemente ha dispensado del requisito del celibato admitiendo que aquellos clérigos anglicanos casados que deseen seguir con el servicio ministerial como sacerdotes sean ordenados en la Iglesia Católica.
En este contexto, los Ordinariatos Personales instituidos según la antedicha Constitución Apostólica, pueden ser vistos como un ulterior paso hacia la realización de la aspiración para la plena y visible unión entre la única Iglesia, que es uno de los fines principales del movimiento ecuménico.
Congregación para la Doctrina de la Fe
Roma, 20 de octubre de 2009
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La nota difundida por el Vaticano el día del anuncio de la constitución apostólica sobre los "ordinariatos personales" para los anglicanos que entran en la Iglesia católica:
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Un reciente servicio de www.chiesa sobre las divisiones internas en la Comunión anglicana:
(3.8.2009)
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El anuncio del encuentro del 26 de octubre de 2009 entre la comisión vaticana"Ecclesia Dei" y la Fraternidad lefebvriana San Pío X:
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Una importante entrevista del metropolitano ortodoxo de Pergamo Johannes Zizioulas comentando el segundo round del diálogo entre católicos y ortodoxos que se desarrolla en Chipre, sobre el primado del Papa:
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Traducción en español de Juan Diego Muro, Lima, Perú

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