Una soprendente noticia en directo desbarató el telediario de anoche. El informativo sirvió imágenes en vivo de un globo plateado con forma de platillo volante que volaba sin rumbo entre seicientos y novecientos metros de altura. La importancia de la noticia radicaba en que, según los informadores, en el globo viajaba un niño de seis años. Finalmente el globo aterrizó suavemente sin que el niño apareciera por parte alguna.La CNN habían seguido al artefacto volador durante una hora mediante helicópteros y TVE , entre centenares de medios, supongo, televisó el hecho en directo.
En el momento en que escribo estas líneas no ha aparecido el pequeño tripulante. Pero, en todo caso, me parece un hecho sintomático del fenómeno de la comunicación global que vivimos. En un instante los medios de todo el mundo logran focalizar un hecho que puede ser importante o trivial, pero que depende de que los grandes medios que cuentan nos centren en una determinada noticia.
Dicen que sus padres de Colorado experimentan con globos para detectar tornados y otros fenómenos atmosféricos y que en un descuido su hijo pequeño zafó el que tenían atado en el jardín con cesta incluida que es la que ha desaparecido.
Del padre, según medios locales, se dice que es un “cazador de tormentas“, es decir, un hombre al que le gusta tomar fotografías de tornados y otros fenómenos meteorológicos, y tiene fama de ser un inventor y científico “algo loco”.
El globo que construyó la familia se encontraba ubicado en la parte trasera de la vivienda y, según testimonio del mayor de los tres hijos de la familia, el hijo menor se montó en él y salió volando.
Las autoridades especulabann con la posibilidad de que el pequeño, asustado con la partida del globo y temiendo que algún miembro de su familia pudiera culparlo por ello, se encontrara asustado y escondido en las inmediaciones de su casa.
El globo tocó tierra en el mismo estado de Colorado, donde las autoridades habían montado un amplio dispositivo médico para, en el caso de que el menor estuviera en el interior del aparato, darle el auxilio necesario.
Sin embargo, nada de todo eso fue necesario ya que pronto se confirmó que en el globo, que tenía la forma de una medusa, o de un champiñón, no había nadie. El artefacto artesanal planeó por los cielos de Colorado, donde se desplegaron varios helicópteros para tratar de darle caza y para mantener despejado su entorno de otros vuelos.
Internet, radio, televisión dispararon sus tecnologías para asistir en directo a la azarosa trayectoria y aterrizaje. Llegó a interrumpirse la retransmión de un viaje de Obama a Nueva Orleans, ¿Sómos consicentes del mundo en que vivimos y del poder comunicativo que tienen algunos? Con apretar un botón se puede asistir en vivo a un asesinato, una guerra, un suicidio, un parto, un escena de amor… San Pablo decía que “somos espectáculo ante Dios y ante los hombres”. Ahora diría nadie existe si no sale por TV o está en Facebook.
El niño fue felizmente encontrado escondido en el desván de su casa. Pero la historia que me da que pensar es otra. Los niños que se mueren de hambre e incultura sin que nadie les haga maldito caso.
Pedro Miguel lamet
El alegre cansancio
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