Tuesday, October 06, 2009

Espacio Sagrado


Lucas 10:38-42
En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se detuvo y dijo: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano." Pero el Señor le contestó: "Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán."
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

Jesús no le reprocha a Marta por su labor; sólo le menciona gentilmente que ésta le angustia y la distrae de algo más importante. En otras oportunidades, Jesús nos dice que no nos angustiemos por nuestra comida, bebida o vestidos; no dice que no nos preocupemos. Era un hombre con una visión integral del mundo: el cuerpo y el alma era su preocupación, y estaba consciente que los problemas diarios por el éxito, alimentación, comodidades y otras situaciones, pueden alejarnos de lo que es mejor para nosotros. Quizás fué la forma amorosa en que María lo escuchó, lo que Él alabó más en este relato.

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