Tras la muerte, el sábado santo nos va metiendo en una dinámica de la vida en la que reconocemos que Dios tiene derecho a callar. Que hay que convivir con aquellas situaciones en las que uno no encuentra respuesta, no encuentra sentido.
Siempre queremos que Dios hable; incluso antes de hacer las cosas queremos saber su significado.
El silencio del sábado santo nos homologa a todas las criaturas. Además, normalmente se encuentra a Dios después de muchas historias.
Soportar, callar, vivir los silencios... hace vivir una fe adulta; es el sábado santo.
Quienes acogen su silencio, con esperanza y fidelidad en las horas grises y rutinarias, son las gentes del sábado santo.
El día del sábado santo es un día en el que no hay mucho que decir. Es un tiempo de esperar cuando parece que hasta es lo menos sensato. Y tal vez desde ahí puedan cobrar sentido:
Rutina
Paciencia
Soledad
Silencio
Duda
Cansancio
Sin sentido
Pérdidas
Agobio
Vejez
¿Dónde ves todo eso a tu alrededor?
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