Monday, June 27, 2011

Chile: Solemne Eucaristía se vivió en Concepción en torno a la fiesta de Corpus Christi


Con gran devoción los fieles penquistas celebraron la festividad del Cuerpo y la Sangre de Cristo (Corpus Christi), al participar en la celebración de la Eucaristía, presidida por el Obispo Auxiliar, Monseñor Pedro Ossandón B., y posteriormente caminar y cantar en una procesión por las calles centrales de la ciudad.



Monseñor Ossandón dijo, en su homilía, que a través de esta fiesta se nos invita a “entrar en el misterio de la presencia de Cristo sacramentado en la Eucaristía. Confiados en la Palabra del Señor, quien en la última cena, haciendo el signo de tomar el pan y consagrarlo como su propio Cuerpo y tomar el cáliz, consagrarlo a Dios y transformarlo en su propia Sangre, el Señor pidió a sus apóstoles que siempre hicieran esto en su memoria”.


Recordó que en Jueves Santo de cada año, la Iglesia se recoge en oración y en contemplación del misterio de Cristo. “El sacrificio de Jesucristo es el sacrificio de la misericordia infinita de Dios que envió a su Hijo muy amado para que al ofrendar su vida en la cruz nos diera por el perdón de los pecados la vida eterna”, afirmó.


Recalcó que celebrar la fiesta del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, significa expresar nuestra fe profunda y radical en la presencia del Señor, en las especies del pan y vino consagrados. “Aquí se fundamenta la Iglesia, aquí está su fuente, en esta vida nueva que el Señor nos ha regalado, aquí está el camino de la Iglesia, renovado por la gracia del Bautismo que se funda en el misterio pascual, y con este alimento que es su propio Cuerpo y esta bebida que es su propia Sangre la redención que el Señor realiza en cada uno de nosotros”, precisó.


Monseñor expresó que no solamente de pan vive el hombre, refiriéndose al pan que llega a nuestra mesa, sino que también estamos llamados a alimentarnos del pan que es Cristo mismo. “El Señor nos entrega un pan que no solamente nos anima, sino que nos da la vida eterna, es Cristo mismo, es el pan vivo que ha bajado del cielo y ha puesto su morada en medio de nosotros”, enfatizó.


Habló también de la dimensión de entrega, donación y de servicio. Dijo que la Eucaristía es expresión de entrega total de Cristo, la que nos invita a entregaros a los demás. “Estamos llamados a nacer de nuevo por la gracia del Bautismo y en esta Eucaristía a nacer a una vida eterna, alimentándonos de su Cuerpo y de su Sangre, estamos llamados a responder a esta vocación de santidad, no estamos hechos para el pecado, para la muerte, para las tinieblas, para el odio, sino que estamos hechos para la vida, para la luz, para la paz, para la vida fraterna, para el servicio solidario y para ser en Jesucristo, y ese es su regalo definitivo, uno solo ”, subrayó el Obispo.


Finalmente se refirió a la unión de los hijos de Dios que se da por medio de este sacramento. “Nos vamos uniendo en Jesucristo que nos hace un solo cuerpo, un solo pueblo, que nos hace entrañablemente hermanos, porque Él rompe todo lo que nos divide”. Recalcó que en estos tiempos es bueno recordar que “estamos llamados a vivir como hijos del Altísimo y no de las tinieblas, el Señor nos invita a convertir el corazón de toda iniquidad, de todo pecado, de toda soberbia, de todo lo que ensucia nuestra dignidad de Dios”, recalcó.


Al concluir la misa, se salió en procesión en torno a la Plaza Independencia. Monseñor Ossandón llevó en sus manos la custodia con el Santísimo Sacramento y fue deteniéndose en los distintos altares que se levantaron prolijamente por integrantes de cuatro colegios del centro de Concepción: San Pedro Nolasco, San Agustín, Inmaculada Concepción e Instituto de Humanidades. Además, numerosos fieles acompañaron al pastor, a los sacerdotes y seminaristas que encabezaron la procesión.

Arquidiócesis de la Santísima Concepción

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