Niños salvados en Etiopía

La historia de Luam, Hosanna y Tarik

Las hermanas Filippini llevan más de 40 años trabajando en Adigrat, en el norte de Etiopía, donde regentan una escuela de primaria y un centro de promoción de la mujer. También tienen un orfanato en el que actualmente hay 24 niñas de edades comprendidas entre 4 y 18 años. En Adigrat y sus alrededores hay muchas personas deportadas de la vecina Eritrea por causa de la última guerra fronteriza que terminó en 2000, aunque todavía no haya una paz definitiva, con la presencia de miles de soldados a ambos lados de la frontera, lo que ha contribuido a la alta incidencia de VIH/Sida en esta zona.

Hosanna tiene cuatro años y vive en el orfanato de las hermanas desde hace uno. Sus padres son etíopes, pero diversas circunstancias familiares les llevaron a Asmara, la capital de Eritrea. Al estallar la guerra fronteriza entre Etiopía y Eritrea la familia de Hosanna es deportada, junto con otras muchas familias en la misma situación. Volvieron a Zalambessa, cerca de la frontera, pero no tenían ni casa ni terreno. Los padres sobrevivían como podían con sus seis hijos y cuando la madre da a luz a su séptimo hijo, Hosanna, solo 4 días después muere debido la gran debilidad que padece a causa de la desnutrición. El padre, desesperado, deja a la niña con las hermanas de la Madre Teresa para que la cuiden, pero allí solo puede estar hasta los 3 años (ya que después de esta edad las dan en adopción), entonces la acogen las hermanas Filippini de Adigrat. Es una niña alegre y se ha integrado muy bien con las otras niñas, sobre todo con otras dos más cercanas en edad, Luam y Tarik.


Luam

Luam tiene 7 años y vive en el orfanato desde los cuatro. Tiene dos hermanos, uno más pequeño que está con las Hnas. de la Madre Teresa, y otro más mayor que vive con una tía. Igual que Hosanna, sus padres son etíopes y fueron deportados de Eritrea cuando estalló la guerra. Luam perdió a su madre cuando tenía 4 años, por las mismas causas que Hosanna, al dar a luz a su hermano. Aún le queda familia: una tía y su abuelo ambos viven en poblados de los alrededores de Adigrat. Como otros muchos niños etíopes, Luam es muy pequeña para su edad, sobre todo si está al lado de su inseparable Tarik, la severa desnutrición que sufrió cuando era más chiquita ha afectado a su crecimiento, y siempre es un acontecimiento cuando logra crecer un centímetro gracias a los esfuerzos de las hermanas y la medicación que sigue. Luam es alegre y muy lista. La llegada de Hosanna significó perder el título de benjamina, pero ahora son inseparables.


Tarik

Tarik también tiene 7 años, aunque es un poco menor que Luam, sin embargo es mucho más alta. Su historia es muy triste, su madre fue violada, cuando nació su hija intentó acabar con la vida de las dos, solo el casual encuentro de los padres salesianos obró el milagro de que hoy Tarik esté viva, los salesianos la llevaron al hospital y gracias a eso hoy está viva. Serán estas duras circunstancias las que la hacen más callada que sus dos amigas, pero las tres son muy cariñosas y muy listas.

Me contó que la casa donde viven las huérfanas se construyó hace más de 40 años por el primer obispo de Adigrat, Hailemariam Kahsay. En su honor y recuerdo, la casa lleva su nombre. Fue en el año 2005 cuando las hermanas en vista de las enormes dificultadas que los niños tenían para vivir, protagonistas inocentes de los conflictos, separados de sus familias, solos, muchos de ellos abandonados, luchando por sobrevivir a duras penas, decidieron convertirla en casa de acogida de huérfanos.

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