25 de septiembre, 2011. (Romereports.com) Unas cien mil personas asistieron a la Misa del Papa muy cerca de la Selva Negra, en el aeropuerto de Friburgo. Era el último día de su visita a Alemania y le acompañaron todos los obispos del país.
Durante una intensa homilía, el Papa se interrogó sobre el sentido del mal en el mundo. Benedicto XVI recordó que Dios ha creado al hombre libre, y que no puede intervenir ante nuestra libertad aunque hagamos el mal.
Benedicto XVI
“Él mismo ha puesto un límite a su poder al reconocer la libertad de sus criaturas. Estamos alegres y agradecidos por el don de la libertad. Sin embargo, cuando vemos las cosas tremendas que suceden por su causa, nos asustamos. Confiemos en Dios, cuyo poder se manifiesta sobre todo en la misericordia y el perdón”.
El Papa alertó también del peligro de la superficialidad y la rutina entre los creyentes. Dijo a los católicos que no bastan las palabras o las opiniones, sino que hace falta una sólida práctica religiosa.
Benedicto XVI
“Los agnósticos que no encuentran paz por la cuestión de Dios; las personas que sufren a causa de nuestros pecados y tienen deseo de un corazón puro, están más cercanos al Reino de Dios que los fieles rutinarios, que ya solamente ven en la Iglesia el boato, sin que su corazón quede tocado por la fe”.
El Papa dio las gracias a los obispos, a los sacerdotes, religiosos y laicos que trabajan o colaboran en instituciones de la Iglesia. Les pidió que lo hagan con profesionalidad y dijo que no se trata de prestar un servicio técnico sino de mostrar el amor de Dios a los hombres.
Benedicto XVI
“La vida cristiana es una pro-existencia: un ser para el otro, un compromiso humilde para con el prójimo y con el bien común”.
A pesar de que la Misa se ha celebrado en un aeropuerto, los organizadores habían colocado miles de bancos para que el lugar se pareciera lo más posible a una iglesia.
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