En estos tiempos tan poco propicios para la lírica, en los que el ciudadano se siente solo, impotente, incapaz de comprender el galimatías de los avatares económicos que vierten sobre él los informativos y con la sensación de miedo, pequeñez e incertidumbre con que nos machacan cada día, encuentro esta joya de Rabindranath Tagore:
Bajaste de tu trono y viniste a la puerta de mi choza.
Yo estaba solo. cantando en un rincón, y mi música encantó tu oído. Y te bajaste y te viniste a la puerta de mi choza.
Tú tienes muchos maestros en tu salón, que, a toda hora, te cantan. Pero la sencilla copla ingenua de este novato, te enamoró; su pobre melodía quejumbrosa, perdida en la gran música del mundo.
Y tú bajaste con el premio de una flor, y te paraste a la puerta de mi choza.
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Cuando te crees perdido, olvidado, enfermo, viejo, parado, marginado o sin futuro apreciable,
¿recordarás que a Dios le encanta tu música y bajar a tu choza?
La cuestión es que sólo trae una flor.
¿Te basta?
Pedro Miguel Lamet
El alegre cansancio
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