María, nuestra Madre,nos enseña cómo debemos abrir nuestros corazones al Espíritu Santo, tal como Tú lo hiciste, y así buscar y encontrar la Voluntad de Dios en todas las crisis y elecciones de nuestras vidas. Obtén para nosotras/os la gracia de hacer su Voluntad con valentía y corazones en calma, de modo que podamos irradiar una alegría y felicidad como las tuyas, en el servicio de Nuestro Señor.
Por todos los maestros y maestras, para que ellas/os puedan transmitir el amor en la verdad, y educar en los valores morales y espirituales auténticos.
Para que las comunidades cristianas, repartidas por el continente asiático, puedan proclamar el Evangelio con fervor, y siendo testigos de la belleza con la alegría de la Fe.
Reflexiones para este Mes
Una vieja profesora reflexionaba sobre su carrera de maestra. Ella decía: “Cuando comencé mi labor, enseñaba todo lo que se conocía sobre cada tema. Más adelante enseñaba todo lo que yo sabía. Y finalmente enseñé todo lo que mis alumnos necesitaban aprender”. Ningún alumno aprende todo de una vez, sino que aprende a aprender. Lo primero que debe buscarse es una apertura a crecer como maestra y como pupilo. La maestra debe conocer sus alumnos y sus vidas, y debe ayudarlos a desarrollarse en sus propios ritmos. Pero lo que aprenden se integra de inmediato en sus vidas y en su experiencia con la Iglesia. Se trata de algo para ser empleado en la vida, y no de informaciones no necesarias. Los alumnos debe experimentar algo del amor de Dios en sus vidas, y deberían comenzar a dar el amor de Dios a los demás. En el proceso, buscar que ellos capten que Dios está Presente en sus vidas. Si el proceso de aprendizaje ha sido desarrollado en la verdad, ellos crecerán y llegarán a ser personas comprometidas, conscientes y compasivas. Para que esto suceda ellos deben comprender. Esto se consigue mejor en una comunidad de creyentes, como la parroquia de su barrio, donde están acompañados de cristianos adultos, los que viven su Fe en esperanza y en verdad, y son modelos verdaderos para los alumnos.
John Looby, S.J.
Espacio Sagrado
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