Mi hijo sufre de una enfermedad auto inmune crónica. Durante el último año, además ha sufrido de dolores crónicos severos, producto de un accidente de tránsito. Sufrimiento y dolor han estado presentes en gran parte de su vida. Esto significa que no puede trabajar todos los días. Con una familia joven a su cargo, uno de cuyos miembros es una pequeña hija discapacitada, se enfrenta a enormes dificultades – financieras, de salud, posibilidad de mantener su trabajo. Sin embargo, él ha sido bendecido con la habilidad de ver el vaso medio lleno, casi todo el tiempo. Su pequeña hija asiste a un colegio “normal”.
El día de ayer recibí un mensaje en que me decía que a su hija la había invitado una compañera de curso a jugar a su casa. El texto me decía que estaba sentado, llorando de felicidad, porque a ella la estaban tratando como a una amiga “normal”. Terminaba su mensaje con las palabras “Este es un buen día”. El mensaje me dejó con lágrimas en los ojos, al admirar su capacidad de ver lo bueno de pequeñas cosas, en vez de quejarse de todo lo que le sucede. Él está atento a los destellos de alegría y esperanza – y los encuentra. Agradezco a Dios por este hijo que tanto me enseña.
Quizás, durante esta semana, podríamos buscar estos destellos de alegría y esperanza en la dura realidad de la vida, y agradecer a Dios por ellos. Dios actúa para hacer surgir lo bueno de lo que no es bueno. Esto es lo que la Pasión y la Resurrección significan para mí. Señor, abre nuestros ojos y nuestros corazones, para que podamos ver como actúa, frente a nuestros ojos, este Misterio tan bondadoso.
Espacio Sagrado
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