¿DÓNDE HEMOS PUESTO AL SEÑOR?
Por Javier Leoz
¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!
Celebramos hoy el acontecimiento clave del cristianismo. El eje y el motor de nuestra vida cristiana. La VERDAD que sostiene toda la razón y existir de nuestra Iglesia.
Celebramos, en este Domingo de Pascua, lo que nunca debiéramos de olvidar: ¡Estamos llamados a la VIDA! ¡Una VIDA con mayúsculas! Sin tropiezos ni cruz, sin llanto ni deserciones, sin dudas ni flaquezas. Una VIDA DE RESURRECCIÓN. Por todo ello ¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN! El Señor ha pegado fuerte y alto. El dedo de Dios ha apuntado a la humanidad para divinizarla, para elevarla, para rescatarla ¿Y aún seguimos empeñados en seguir bajo las capas del lodo?
1.- ¿Dónde hemos puesto al Señor?
La Resurrección es el anuncio más impresionante que podemos ofrecer a cuántos nos rodean. Pero ¿qué ocurre? ¿Será que no ponemos demasiado énfasis a eso que decimos creer y esperar?
Es el momento adecuado, la Pascua de Resurrección, de recuperar a Jesús de aquellos sepulcros donde tal vez lo abandonamos hace tiempo. Además de centinelas de la fe personal hemos de dar un paso más: centinelas de la fe del mañana. No podemos permanecer de pie en el sepulcro como si, Jesús, nunca hubiera dinamitado sus paredes. ¿No os parece que, nuestro corazón, necesita también se explotado por esa fuente de VIDA que es la Resurrección de Cristo?
2.- ¿Por qué lo hemos dejado así al Señor?
La mañana de la Pascua, como a las santas mujeres, nos debiera de incitar a ponernos en camino hacia el lugar donde estaba Jesús.
-Nos lo sembraron en el Bautismo
-Lo recibimos, con emoción contenida, en la primera comunión
-Lo reafirmamos y celebramos en numerosos sacramentos de salvación
-Lo sentimos, en propias manos, en el día de nuestra ordenación sacerdotal
Han pasado los años y, las tinieblas, suelen hacer de las suyas. ¿Por qué hemos apartado a un lado al Señor? Su Resurrección es motivo de transfusión de vida y de Iglesia, de apostolado y de credulidad, de esperanza y de entusiasmo. ¡Recuperemos el Cuerpo de Cristo para el débil cuerpo de nuestra vida!
3.- ¿Para qué buscamos al Señor?
Hemos celebrado con fe y con piedad los Misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. ¿Será pólvora de un simple cartucho? ¿Intentaremos perseverar y crecer espiritualmente después de lo que hemos visto, compartido y vivido en esta Semana Santa?
Buscamos al Señor porque, Él, nos ha demostrado que tiene palabras de Vida Eterna. No podemos vivir bloqueados por historias pasadas, por la incertidumbre que nos rodea o quejándonos constantemente de las lanzas con las que, desde un vértice y otro de este complicado mundo, intentan lacerar el costado de nuestra felicidad.
La Resurrección de Cristo es una llamada a seguir adelante. Nos aguarda la primavera cristiana simbolizada en esa presencia, real y misteriosa, que sigue encendida en el Cirio Pascual que encendimos ayer noche.
Buscamos al Señor porque, en medio de tantas explosiones violentas que sacuden a nuestro entorno, la Resurrección de Cristo es una gran noticia, un surtidor que, al acercarnos hasta Él con fe y con confianza, nos contagiamos inmediatamente de su luz, de su fuerza y de su futuro.
¿Dónde hemos puesto al Señor? ¿No será ya, esta Pascua 2012, la ocasión privilegiada para rescatarlo del fondo de nuestro sepulcro y colocarlo en el lugar que le corresponde?
4.- ¡EL SEÑOR LO HA HECHO TODO! ¡NO DEJEMOS QUE SU OBRA SE VENGA ABAJO! ¡FELIZ VIDA RESUCITADA!
ALELUYA, CANTAREMOS Y GRITAREMOS!
Con Mª Magdalena, a la que mucho se perdonó
porque supo amar otro tanto
¡ALELUYA, CANTAREMOS Y GRITAREMOS!
Y, como ella, en este día nos asomaremos al sepulcro
porque no podemos vivir sin Ti
porque, Señor Resucitado, eres la razón de nuestra vida
¡ALELUYA, CANTAREMOS Y GRITAREMOS!
Con Juan y Pedro, llamados y enviados
correremos como cristianos fervientes
justo delante de la misma losa
y mirando hacia el suelo, donde yace el sudario
¡ALELUYA, CANTAREMOS Y GRITAREMOS!
Que la muerte, aunque nos parezca mentira,
ha sido absorbida y aniquilada
vencida, humillada, algo que no será un mañana definitivo
Que la muerte, muro y dique de toda felicidad
con tu muerte, oh Señor, ha sido aplastada
¡ALELUYA, CANTAREMOS Y GRITAREMOS!
Y, en esta florida Pascua,
reafirmaremos nuestro aprecio por la vida
contemplaremos la belleza que de ella brota
soñaremos con que, un día, seremos eternos
nos sentiremos llamados a defenderla
y a suprimir, de las habitaciones donde ella habita,
todo signo de angustia y de tristeza
¡ALELUYA, CANTAREMOS Y GRITAREMOS!
Hoy es la Fiesta Mayor de los cristianos
el triunfo y el regalo de la Pascua
el mejor obsequio que Dios ofrece a sus hijos
En la muerte, por haber sido doblegada
miramos ojos abiertos al cielo que nos aguarda
Que, en este día del sepulcro roto
el corazón del ser humano se deshace de alegría
Que, en esta mañana de sorpresas y de sobresaltos
Jesús, una vez más, sale a nuestro encuentro.
¿Dónde estás, oh Jesús?
¿Dónde te ha dejado la muerte?
¿Dónde aquellos que pretendían custodiarte?
¡ALELUYA, CANTAREMOS Y GRITAREMOS!
Hemos visto y hemos creído
Has resucitado
y, contigo, todos estamos llamados a la vida
Amén
Betania
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