El lugar de la duda, de la oración desesperada, de la tormenta. El lugar de la noche atravesada por la indecisión. El lugar del miedo, y de la soledad…
En ese huerto tu oración habla de una lucha terrible, Jesús. ¿Entregarse o no? ¿Es tu vida un fracaso? ¿Huir o seguir hasta el final? ¿Qué sentido tiene todo esto? En ese huerto te veo tan humano, y al tiempo tan pleno… Tan inseguro, y sin embargo capaz de buscar claridad, y al final de acoger, perplejo y turbado, una situación que te desborda.
Tan solo… también yo a veces me siento solo, en medio de tormentas, y en busca de sentido... Descubrirte así, temblando, me hace sentirte extrañamente cercano. Y verte capaz de encontrar al Padre ahí es, ante todo, promesa y camino.
Señor, enséñame a buscar sin desesperar. A no rendirme. A luchar por aquello que merece la pena. Enséñame a ser fuerte en los momentos en que mi vida se asemeje a ese huerto de olivos y pesadilla… a no rendirme.
DIME QUE ERA VERDAD | | | Dime que era verdad aquel sendero que se perdía entre la paz de un prado; aquel otero puro que he mirado yo tantas veces con candor primero. Dime que era verdad aquel lucero que se incendia casi a nuestro lado. Di que es verdad que vale un mundo amado y un cuerpo roto en un vivir sincero. Di que es verdad que vale haber sufrido y haber estado entre la mar sombría; que vale haber luchado, haber perdido. Haber vencido a la melancolía, haber estado en el dolor, dormido, sin despertar, cuando llegaba el día. | | | Carlos Bousoño
pastoralsj | |
|
No comments:
Post a Comment