Tras la muerte de un misionero, casas de religiosos denuncian una oleada de asaltos
JOSÉ LUIS CELADA | Las religiosas y religiosos de Mozambique han alzado su voz, “junto con la mayoría del pueblo mozambiqueño, que busca su sustento honestamente, día a día, sol a sol”, para decir “¡basta!” al clima de violencia e inseguridad que vive el país. Una situación que se pone de manifiesto en la oleada de asaltos que vienen sufriendo las casas religiosas, y que el pasado día 3 se cobró su primera víctima mortal: el misionero de la Consolata Valentim Camal.
El religioso falleció camino del hospital a consecuencia de un traumatismo craneoencefálico, tras ser agredido durante el robo perpetrado por varios desconocidos en la parroquia de Santa Teresita del Niño Jesús, en la misión de la congregación en Liqueleva (Matola).
En una carta conjunta dada a conocer el pasado 7 de mayo en Maputo por la Conferencia de los Institutos Religiosos de Mozambique (CIRM) y la Conferencia de las Religiosas de Mozambique (CONFEREMO), los firmantes expresan públicamente su “indignación y protesta” por toda esa “violencia que asola al país de diversas formas, asesinando a personas inocentes y segando vidas”.
Una violencia que ven en estas manifestaciones: “El tráfico de órganos y de personas, la violencia sexual, los recientes casos de secuestros, los homicidios, los latrocinios…”. Se trata –afirman– de “diferentes caras de la violencia en nuestro país, que hacen del ciudadano de bien un rehén en su propia tierra y en su propia casa”.
Los representantes de la CIRM y la CONFEREMO defienden que, en el desarrollo de un país, “la vida humana es más valiosa que cualquier megaproyecto o inversión financiera”. Por lo que instan a que la seguridad pública establezca como elemento prioritario la defensa de “la dignidad de la persona, y no el lucro”.
Todo ello pasaría, entre otras cuestiones, por mejorar la formación de los oficiales de seguridad, asignarles salarios más justos, contar con equipamientos actualizados y adecuados, y disponer de un mayor contingente de personal y brigadas ubicadas estratégicamente en los barrios. “Elementos –se dice en la misiva– que han de ser tomados en cuenta para mejorar el servicio de los agentes de policía en favor de la población”. Aunque “nada de esto será suficiente si no tenemos un sistema penitenciario y judicial más eficiente y realmente justo, incluyendo al ministerio público”, advierten las religiosas y religiosos mozambiqueños.
Desde la CIRM y la CONFEREMO, advierten a la sociedad civil contra “la omisión, la complicidad y el tomarse la justicia por su mano”. Por contra, piden a los ciudadanos que exijan a los poderes públicos “el cumplimiento de su mandato constitucional”, pues “el Estado debe servir a la gente, y no al revés”.“Que la muerte del P. Valentim y de tantas otras personas, padres y madres de familia, jóvenes y niños víctimas de la violencia en nuestro país –concluye el texto–, nos motive en la búsqueda de nuevas soluciones a viejos problemas, para construir una sociedad más justa y mejor, donde reinen la fraternidad y la paz verdadera”.
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