Pino Puglisi fue asesinado en 1999 por la Cosa Nostra
"El cura que no le tiene miedo a la mafia"
El Papa ordenó promulgar el decreto de beatificación del padre Giuseppe "Pino" Puglisi, popular párroco del barrio de Brancaccio, en Palermo, la capital de Sicilia. No será necesario constatar ningún milagro porque Benedicto XVI consagró justamente a don Pino como mártir, asesinado "en odio de la fe", como dispone el derecho canónico.
La decisión del pontífice a sido saludada con entusiasmo por los italianos que veneran al buen cura, asesinado por un comando mafioso delante de la puerta de su casa el 5 de octubre de1999, a las 20,45.
"Me lo esperaba", fueron las últimas palabras del héroe antimafia que con un gran empeño evangélico y social luchó contra la hegemonía de la Cosa Nostra en el barrio de Brancaccio, de alta concentración criminal.
La justicia condenó a cadena perpetua a los "capos" de la familia Graviano, Filippo y Juseppe, que fueron los instigadores del crimen. También recibieron la condena de la cárcel por el resto de su vida Giuseppe Grigoli, Gaspare Spatuzza, Nino Mangano, Cosimo Lo Nigro y Luigi Giacalone, que integraron la patota de Cosa Nostra que consumó el crimen a balazos del inerme don Pino, como todos lo llamaban y lo siguen llamando.
Italia tendrá así su cura santo antimafia. El crimen fue aún más odioso porque el clan de los Graviano eligió el 5 de octubre para asesinar al padre Puglisi porque era el día de su 56ª cumpleaños.
La actividad pastoral del sacerdote, que era el punto de referencia principal de los jovenes y las familias del barrio, cuya fama de ser "el cura que no le tiene miedo a la mafia" se estaba extendiendo al resto de la capital de Sicilia.
El cardenal de Palermo, arzobispo Paolo Romero, evocó la figura del padre Pino destacando que era "educador de los jovenes, acompañante y formador de las conciencias y sacerdote que escuchaba las exigencias de los fieles y sus demandas".
En enero de 1993, el padre Puglisi inauguró en Brancaccio, donde había nacido en 1937, el centro "Padre Nuestro", que completó su intensa actividad como párroco de la iglesia de San Gaetano. Don Pino pedía a los feligreses que fueran libres y honestos, atacaba el tráfico de drogas y las actividades ilegales, pedía a los fieles ocuparse sobre todo de los pobres. Su autoridad moral resultó insoportable para la criminalidad organizada que decidió "suprimirlo".
El resultado fue el opuesto al que buscaban los mafiosos. Grupos de jóvenes de Brancaccio, inspirados en el ejemplo del gran sacerdote que sabía que iba a morir pero no cejó en sus prédicas, promueven desde hace años iniciativas contra la mafia y de ayuda a los más necesitados como actividad social y pastoral.
El alcalde de Palermo, Leoluca Orlando, católico de izquierda, dijo hoy que la beatificación del padre Puglisi "es una bellísima noticia que hace feliz a toda la ciudad y a toda Italia". Orlando destacó que "don Pino es un mártir que dio su vida en defensa de los últimos y de la legalidad, que testimonió con su entera existencia el valor de la solidaridad".
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