Sunday, July 29, 2012

Perú: ¿un rector de transición para la “universidad rebelde”?



La propuesta de un catedrático de la institución. Mientras tanto, el actual rector ataca a Bertone y tilda de “terrorista” a un sacerdote

ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZCIUDAD DEL VATICANO


Un rector de transición, un nuevo líder que reabra el diálogo entre la Iglesia y la “universidad rebelde” de Perú (ex pontificia y católica). Lo pidió el doctor Mario Castillo Freyre, catedrático de peso en ese centro de estudios. La propuesta es sustituir al actual directivo, Marcial Rubio, quien en lugar de asumir las disposiciones de la Santa Sede sobre la institución que guía, prefirió atacar a dos cardenales y llamar “terrorista” a un sacerdote de la Arquidiócesis de Lima.

Los últimos nueve días cambiaron la historia de la ex Pontificia Universidad Católica del Perú, desde el anuncio –el viernes 20 de julio- de la decisión tomada por El Vaticano de retirarle sus títulos. Mientras la comunidad universitaria no salía de su asombro, la cúpula directamente se amotinó ante las órdenes llegadas de Roma.

Primero el rector y luego la Asamblea Universitaria anunciaron que mantendrán su rebeldía a la Sede Apostólica. No accedieron a modificar sus estatutos para adherir a las indicaciones emanadas más de 20 años atrás por Juan Pablo II en la carta apostólica “Ex Corde Ecclesiae”. Tampoco se mostraron dispuestos a permitir que la Arquidiócesis de Lima, legítima albacea, intervenga en la gestión administrativa de la institución. Y, mucho menos, aceptaron perder la denominación de pontificia y católica.

Para los directivos de la universidad la retirada de los títulos fue una verdadera declaración de guerra. Así quedó claro el miércoles 25 de julio durante una conferencia de Marcial Rubio con más de tres mil trabajadores, docentes y alumnos en el Polideportivo del campus limeño.

Durante ese encuentro, a cuyo contenido tuvo acceso el Vatican Insider, el rector arremetió contra la jerarquía eclesiástica. En varios pasajes, con particular insistencia, aseguró que los principales obstáculos a la “paz” son los cardenales Tarcisio Bertone, secretario de Estado de la Santa Sede y Juan Luis Cipriani Thorne, arzobispo de Lima.

Yo estoy con la conciencia tranquila. Hicimos todo lo posible por llegar a un acuerdo y creímos que iban a atender ese pedido. Luego vimos que su reclamo era únicamente administrativo y burocrático y la paz no fue atendida”, sostuvo Rubio.

Aseguró que el centro de estudios se rige por la democracia, “a diferencia del autoritarismo”. Y estableció que el culpable de todo el conflicto es Cipriani, quien “nunca quiso la paz”. A Bertone, firmante el decreto de la retirada de títulos y la carta adicional que explicaba la medida, lo acusó de sostener falsedades y de querer una “universidad sierva”.

Calificó además de “poco serio” al decreto y apuntó: “¿Qué ha pasado? Ha prohibido, del verbo prohibir y este verbo no debe estar en la universidad”. Aunque ese documento contó con el expreso mandato del Papa, dudó que Benedicto XVI lo hubiese leído.

“De una día para otro ya no tienes nombre o cámbiate de nombre…. Tampoco tienes tus bienes porque son de la Iglesia, porque son eclesiásticos… que la universidad, supuestamente, debe obedecer en todo…. Eso es esclavitud… piensan en países de las indias occidentales”, sostuvo.

Para rematar tildó de “terrorista” al sacerdote Luis Gaspar, miembro del tribunal eclesiástico de Lima, por sostener públicamente que la universidad no podrá expedir títulos de grado e intentar así “infundir miedo” a 22 mil alumnos, tres mil profesores y mil 500 trabajadores. “Eso es terrorismo”, añadió mientras esgrimía una media sonrisa. El auditorio respondió con un sonoro aplauso.

Pero no toda la comunidad de la ex PUCP quieren recorrer el camino de la confrontación. Eso lo confirmó el catedrático Mario Castillo Freyre, al sostener que muchos profesores y ex alumnos comparten su malestar por la estrategia de choque impulsada por Rubio.

“Soy parte de la Iglesia Católica y soy parte de la universidad. Yo no quiero enfrentamiento, quiero que se reabra el diálogo. El propio decreto del Vaticano deja abierta la posibilidad de que eso se recomponga”, apuntó. Por eso pidió un rector de transición, uno que sí responda a los intereses de una universidad católica.

Vatican Insider

1 comment:

Unknown said...

¿Cómo debería ser el futuro de la PUCP (2)?
Marcial Blondet, PhD
Profesor Principal PUCP

El profesor Mario Castillo Freire, en un artículo publicado en El Comercio el 3 de octubre, sugiere que para que la PUCP siga siendo católica, ella debe adecuar su estatuto a la Constitución Apostólica Ex Corde Ecclesiae (ECE). Me sorprende que el doctor Castillo, siendo abogado y profesor principal de la Facultad de Derecho, no se haya tomado la molestia de leer cuidadosamente ambos documentos para comprobar si el estatuto concuerda (o no) con ECE. El estatuto de la PUCP es, en su esencia, acorde con ECE. Sin embargo, el Arzobispo exige además que la PUCP esté sometida a su autoridad en temas que no están en ECE, como la elección del equipo rectoral, la aprobación del estatuto, y el control académico, administrativo y económico de la universidad.

El colega afirma también que la PUCP tiene naturaleza dual, pues está sometida simultáneamente a los mandatos de la Santa Sede y a las leyes peruanas. Eso es falso. La PUCP tiene naturaleza jurídica única como institución sin fines de lucro que se rige por las leyes peruanas y por su propio estatuto. Lo que sugiere el artículo de Castillo, que la Santa Sede escoja a los rectores y vicerrectores de entre una terna propuesta por la Asamblea Universitaria, es ilegal pues viola la Ley Universitaria del país, que indica que los rectores y vicerrectores son elegidos por la Asamblea Universitaria.

Le preocupa también al profesor que algún enemigo de la Iglesia Católica pueda ser elegido rector o vicerrector. Sus temores son infundados, pues todos los profesores hemos jurado respetar la identidad católica de la universidad. Si hubiere algún docente enemigo de la Iglesia Católica, él o ella deberían renunciar a la universidad. Este compromiso garantiza plenamente que cualquier docente que cumpla con los requisitos estatutarios pueda ser miembro legítimo del equipo rectoral, tal como ha sucedido durante las últimas décadas. No hay necesidad alguna de que los candidatos rectorales demuestren públicamente su devoción católica y que expongan que llevan una vida acorde con el magisterio de la Iglesia.

La libertad de cátedra en la universidad es absoluta. Dentro del aula se puede discutir sobre cualquier tema, inclusive aquellos desagradables a la Iglesia Católica. Estoy totalmente de acuerdo con el profesor Castillo en que en la PUCP se respete completamente la libertad de credo y de pensamiento de todos los profesores, alumnos y trabajadores, y que la vida privada de ellos no sea razón para separarlos de la universidad, salvo, claro está, que hayan sido condenados por actos ilícitos. La PUCP debe participar en los temas de la agenda política. Fue nuestra universidad, precisamente, una de las pocas instituciones que alzó su voz frente a la dictadura del fujimorismo y la que lideró la CVR, cuyo informe es un referente crucial para lograr la paz entre los peruanos, sin la cual el progreso del país es imposible.

Nunca hubiera imaginado una PUCP desvinculada de la Iglesia Católica. Sin embargo, en este momento la jerarquía de la Iglesia no acepta a la PUCP tal como es y nos exige que obedezcamos sin cuestionar a sus demandas de cambio institucional. Pienso que ahora la universidad necesita reflexionar sobre su situación con la jerarquía de la Iglesia y tratar de llegar a una relación más amable, de respeto y tolerancia mutuos, que nos permita mantener el diálogo alturado y conservar el modelo de universidad que hemos desarrollado durante casi un siglo: el de una universidad autónoma, plural y democrática, inspirada en los valores católicos, reconocida internacionalmente por su alta calidad académica y su investigación de punta, comprometida con la formación integral de sus alumnos y con la construcción de un país más próspero, justo y solidario.