Sunday, February 17, 2013

Comentario al Evangelio de hoy por José María Maruri S.J. “Y JESÚS SINTIÓ HAMBRE”



“Y JESÚS SINTIÓ HAMBRE”

Por José María Maruri, SJ


1. - En el Evangelio de hoy, tal vez, se resume de una manera plástica las tentaciones que Jesús tuvo que soportar en su vida y que tuvo que superar para cumplir con la Misión que el Padre le había encomendado y por los caminos del Padre, no por los de los hombres.

El pueblo hambriento, que había comido pan hasta saciarse, le buscaría para hacerle Rey. Sus discípulos iban a tratar de defenderle con espadas y emplear la violencia del fuego para castigar a quien no le recibían. Y los fariseos iban a exigirle milagritos para creer en Él. Todo esto le resultaba fácil, pero Él venía a convencer al hombre por amor. Amor que conlleva siempre sufrimiento por incomprensión, además de desagradecimiento, mala interpretación y aún rechazo. Y Jesús optó por el camino del amor.


2. - En un día como hoy, se le graba a uno en el corazón la frase del Evangelio: “Y Jesús sintió hambre”. Hambre de no tener que llevarse a la boca. Hambre de ver que alrededor no hay más que piedras. Jesús tuvo la experiencia angustiosa del hambre. Y Jesús se compadeció de la muchedumbre hambrienta y, aunque “no sólo de pan vive el hombre”, Jesús les dio para comer.

Y desde esa penosa experiencia, Jesús iba a decir más tarde: “tuve hambre y me disteis de comer”. Y nos iba a enseñar a pedir, cada día, nuestro pan para no pasar hambre al Padre que está en el cielo.


3. - Y ese Padre Nuestro, ¿qué pensará ante nuestro mundo que muere de hambre?

* Ese Padre que dijo donde Jesús sigue sintiendo hambre: “Verdee la tierra hierba verde y árboles frutales que den frutos según su especie. Y ¿qué vio que era bueno?”

* Ese Padre que mandó: “Pululen las aguas, un pulular de vivientes y pájaros vuelen sobre la tierra. Y ¿vio que era bueno?”

* Ese Padre que ordenó: “Produzca la tierra vivientes según su especie, animales domésticos, reptiles y fieras”. Y ¿vio que era bueno?

* Ese Padre que entregó todo al hombre diciendo: “Os entrego todas hierbas que engendran semillas y los árboles frutales. Os servirá de alimento”. Y vio Dios todo lo que había hecho y vio que era muy bueno.

¿Qué pensará ese Padre Nuestro cuando se le mueren de hambre, sus hijos, en sus brazos, cada día? Porque la tierra que les dio para su alimentación o está esquilmada por la avaricia de unos pocos, o, está en barbecho perpetuo, subvencionada por el Estado para que no produzca demasiado, o, está en manos de una minoría que banquetea como el rico Epulón mientras Lázaro muere de hambre a su puerta.


4. - A fuerza de comer alimentos en conserva y enlatados, hemos perdido contacto con esa Madre Tierra que Dios nos dio a todos para que nos diera el pan nuestro de cada día. Esas frutas, esas verduras, esas legumbres, ese pan de cada día, ha perdido el sabor de la tierra madre que nos los da. Hemos perdido el agradecimiento a esa tierra y a ese Padre que está en el cielo. Hemos perdido el sentido comunitario de la posesión de la tierra, hecha para alimentar a todos por igual.

--Tendríamos que volver a esa pobreza, a esa dependencia directa de la tierra y de la lluvia del cielo, para darnos cuenta de que no es propiedad privada.

--Tendríamos que pensar en lo que nos ha dicho la primera lectura: “mi padre fue un arameo errante”. Seamos de la familia que seamos, a cierta altura de nuestro tronco familiar está ese “arameo”, aferrado al terruño, tratando de sacar de él el alimento para su familia. Convencido de que el mismo derecho que tiene él de sacar alimentos de la tierra, lo tiene su vecino.


5. - Padre Nuestro danos hoy nuestro pan de cada día.

+ Padre, que ninguno de tus hijos se vea privado de los frutos de la tierra.

+ Padre, que ninguno sufra la angustia de no tener pan para sus hijos.

+ Padre, que todos quepamos en una misma mesa aunque nos toque menos a todos.

+ Padre, que no se te mueran de hambre más hijos en tus brazos.

Betania

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