La presencia de la “Obra” en la Curia tras los escándalos del caso “vatileaks”
ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZCIUDAD DEL VATICANO
Su designación pasó prácticamente desapercibida, pero es la prueba de la confianza extrema dada por Benedicto XVI a la prelatura del Opus Dei en la estrategia de “limpieza silenciosa” de la Curia Romana tras el tsunami que significó el escándalo “vatileaks”. Las licitaciones del Estado de la Ciudad del Vaticano tienen ahora un nuevo contralor: Rafael García de la Serrana Villalobos.
El 26 de enero el sacerdote fue nominado como subdirector de la Dirección de los Servicios Técnicos de la Gobernación del “Estado más pequeño del mundo”. Una elección para nada casual, si se considera que hasta hace pocos días se desempeñaba como responsable de la logística de la casa general de “la Obra” en Roma.
Cercano a los 50 años, recibió la ordenación como presbítero el 23 de mayo de 2009. Una clásica “vocación tardía”, surgida en el seno de la realidad fundada por San Josemaría Escrivá de Balaguer. Ingeniero de profesión en su “vida anterior”, cuenta con los conocimientos necesarios para su nueva encomienda.
Llegará a una estructura que en 2012 vivió un “año negro” como consecuencia del “vatileaks”, el escándalo por la publicación de documentos confidenciales robados del apartamento papal por el ex mayordomo, Paolo Gabriele. Y es que, entre los reportes filtrados por el “cuervo” y contenidos en el libro “Su Santidad. Las cartas secretas de Benedicto XVI”aparece una dirigida al Papa y redactada por el obispo Carlo Maria Viganó, ex secretario de la Gobernación, en la cual se denuncia “la corrupción” y “el descontrol” en la dirección de los Servicios Técnicos. Justamente.
Aunque El Vaticano negó varias veces tal desgobierno, Viganó escribió que “la dirección de los servicios técnicos era la más comprometida por evidentes situaciones de corrupción: trabajos confiados siempre a las mismas empresas, a costos al menos al doble de los practicados fuera del Vaticano (.). Un reino dividido en pequeños feudos: edilicia interna, edilicia externa, gestión caótica de las bodegas, una situación inimaginable, pero bien conocida por todos en la curia”.
Como ejemplo de ese descontrol citó al pesebre de la Plaza de San Pedro que, en 2009, habría costado 550 mil euros y en 2010, tras una operación de recorte, su precio habría descendido hasta los 300 mil. Un caso embarazoso que obligó a una drástica intervención. En 2012 el montaje navideño contó con el financiamiento de la región italiana de la Basilicata y costó a las arcas vaticanas sólo 21 mil 800 euros.
Con estos antecedentes la designación de Rafael García de la Serrana es todo menos casual. Como ingeniero garantiza que no será engañado con sobreprecios, como sacerdote asegura una mayor resistencia a la tentación, fidelidad al Papa y a la Iglesia. Honestidad.
Con el nuevo subdirector de los Servicios Técnicos el Opus Dei no sólo reforzó su presencia en la Curia Romana, donde varios de sus miembros ocupan puestos clave. Sino que demostró ser la institución más cercana al Papa durante el difícil 2012.
Los ejemplos sobran. El cardenal Julián Herranz fue el jefe de la comisión encargada de investigar a fondo el origen de la fuga de noticias; el oficial de la Secretaría de Estado, Peter Brian Wells, se ocupó personalmente del proceso judicial contra el mayordomo Gabriele y el informático Claudio Sciarpelletti. El periodista y numerario estadounidense, Greg Burke, tomó las riendas de la estrategia de comunicación. Todos hombres de la “Obra”. Todos empeñados en encontrar soluciones a la crisis del “vatileaks”.
Vatican Insider
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