Los cardenales votan dentro de la Capilla Sixtina bajo frescos pintados por maestros del Renacimiento, un techo abovedado decorado por Miguel Ángel que es un hito del arte occidental y su poderoso "Juicio Final" en la pared oriental.
Puede que sea el centro de votación más bonito del mundo. Ya de renombre internacional, ahora está "en el centro de la atención del mundo", dijo el martes a los periodistas Barbara Jatta, directora de los Museos Vaticanos.
La Capilla Sixtina lleva el nombre de Sixto IV, quien se convirtió en papa en 1471 y encargó su construcción como la capilla principal de la corte papal. Se ha postulado, aunque hay escépticos, que las dimensiones de la capilla —131 pies por 42 pies, con techos de 65 pies de altura— estaban destinadas a recordar el Templo de Salomón en Jerusalén tal como se describe en el Antiguo Testamento, dijo Jatta.
Entre 1481 y 1483, Sixto contrató a algunos de los más grandes artistas de la época —Perugino, Botticelli, Signorelli y Ghirlandaio— para pintar al fresco las paredes de la capilla, que según Jatta es "simbólica de nuestra fe, nuestro arte y nuestra historia". Los frescos representan escenas de la vida de Jesucristo y Moisés.
Cuando Julio II, sobrino del papa Sixto IV, se convirtió en papa en 1503, comenzó un ambicioso programa de construcción que incluía la renovación de la Basílica de San Pedro y la finalización de la Capilla Sixtina.
En 1508, trajo a Miguel Ángel para pintar la bóveda de la Sixtina, reemplazando un fresco anterior que representaba un cielo estrellado. Trabajando solo en una plataforma y estirando el cuello mientras estaba de pie, como muestra un autorretrato esbozado, Miguel Ángel pintó nueve escenas del Libro del Génesis del Antiguo Testamento y figuras desnudas (conocidas como ignudi), profetas y sibilas. Le llevó cuatro años.
Más tarde, Miguel Ángel recibió un encargo del papa Clemente VII para pintar la pared detrás del altar con una representación del Juicio Final. En su biografía de Miguel Ángel, Giorgio Vasari escribió que Clemente VII había querido que pintara la obra "para que pudiera demostrar en esta escena todo lo que el arte del diseño era capaz de lograr".
A Miguel Ángel no le había entusiasmado el concierto. Se consideraba ante todo un escultor, "pero el Papa lo llamó y era una persona fiel", dijo Ralf van Bühren, profesor de historia del arte en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz en Roma. En "El Juicio Final", Miguel Ángel representó un autorretrato en la piel de San Bartolomé desollado, para mostrar que "sufrió tanto que no le gustaba pintar", dijo.
No todo el mundo estaba entusiasmado con "El Juicio Final", y algunos clérigos se quejaban de que demasiadas figuras estaban desnudas. Pero Pablo III, que se convirtió en papa en 1534, era un fanático. Se dice que cayó de rodillas, con los ojos llenos de lágrimas, cuando se inauguró el fresco en 1541.
Algunos creen que el arte servirá de inspiración a los cardenales electores mientras se reúnen bajo los frescos.
"La contemplación de estas imágenes evoca la responsabilidad espiritual de su voto", dijo Jatta.
Para el cónclave, los carpinteros construyeron una plataforma elevada de color beige a unos dos pies por encima del piso original para que esté al nivel del segundo escalón que conduce al altar. A lo largo de la capilla hay largas mesas donde los cardenales se sentarán en sillas de madera de cerezo marcadas con sus nombres.
La Capilla Sixtina ha estado cerrada temporalmente durante días, decepcionando a los turistas que podrían haber planeado visitarla antes de que la muerte del papa Francisco el 21 de abril pusiera en marcha el proceso de sucesión.
El año pasado, alrededor de 7 millones de visitantes pasaron por la Capilla Sixtina, dijo Jatta. La capilla está "hipermonitoreada" con sensores, dijo, y está equipada con iluminación especial y un sistema de aire acondicionado de bajo consumo para minimizar el desgaste del espacio.
Elizabetta Povoledo
NYT
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